Tomates Verdes Fritos: Un Resumen Profundo de la Novela de Fannie Flagg

Pocas novelas han abordado temas tan sensibles como la discriminación de la mujer, el racismo, la homosexualidad femenina o el alcoholismo con la sensibilidad de Tomates verdes fritos. Se trata de una novela feminista de los años ochenta que tuvo un éxito imprevisto. Es fácil que todos los seres que habitamos el mundo capitalista empaticemos y nos emocionemos con las dichas y desdichas de Idgie y Ruth, dos mujeres que en tiempos de la Gran Depresión americana supieron romper los roles de género y poner en su sitio a esos estamentos sociales -Iglesia, Estado y marido- que encorsetaban a las mujeres.

La historia se desarrolla en dos líneas temporales. En los años 80, Evelyn Couch, una mujer de mediana edad insatisfecha con su vida, encuentra en la residencia de ancianos a Ninny Threadgoode, una anciana llena de vitalidad que le narra las historias del pasado. A través de sus relatos, el lector es transportado al Whistle Stop de los años 30 y 40, un pequeño pueblo de Alabama donde la cafetería del mismo nombre se convierte en el corazón de la comunidad.

Ninny cuenta historias y encandila a Evelyn, recordando las peripecias de Idgie y Ruth, dos amigas que compartieron la dureza de los años de la Gran Depresión en Whistle Stop, un pueblo perdido en el profundo sur norteamericano. La ternura y la solidez se mezclan sabiamente en las palabras de Ninny, que hace de Idgie y Ruth dos auténticas heroínas de la vida cotidiana.

Veamos más de cerca los temas y personajes que hacen de esta novela un clásico contemporáneo.

Temas Centrales de la Novela

Tomates verdes fritos aborda temas como la discriminación de la mujer, el racismo, la homosexualidad femenina, la miseria o el alcoholismo y, a pesar de eso, es una de esas novelas optimistas en las que, como por arte de magia, todo encaja a la perfección y acaban cautivando al lector. La novela es un canto a la amistad, la libertad y la resiliencia, con personajes inolvidables y un escenario que rezuma encanto sureño.

Estamos en los albores de los años treinta, con dos mujeres dirigiendo un café en un pequeño pueblo donde la segregación racial era una realidad. Con la cuestión del género y la igualdad de la mujer se cruza el sexo o, como diría Teresa de Lauretis, una sexualidad que va más allá del sexo, pero también está presente el racismo y la desigualdad que condicionaron el sur en esa época de la Gran Depresión, con las heridas de la Guerra Civil y la violencia del Ku Klux Klan, y que siguen condicionando hoy al país.

Además de sororidad y lesbianismo, la novela habla de muchas cosas, de amistad, sabiduría y muerte, pero también de violencia de género, racismo, gerontofobia, feminismo, eutanasia, pobreza y discapacidad, temas que interesaban a su autora, totalmente alejada de ese mundo literario de escritores y escritoras que pasean por los locales de moda en Nueva York.

La Sororidad como Eje Central

»Las mujeres ponen mayor empeño en mejorar sus relaciones con los hombres. Pero lo más importante es cambiar las relaciones entre mujeres». Esta frase de Kate Millett es quizá el mejor resumen de Tomates verdes fritos, novela sobre la que se ha dicho y escrito mucho y que tiene como tema y defensa la sororidad. La idea de hermandad entre mujeres, de cooperación y solidaridad es una manera de luchar contra una idea que el patriarcado ha infundado en el imaginario colectivo, la de que las mujeres peleamos y competimos entre nosotras por el trabajo, por los hombres, por ser las más bellas, etc.

Al racismo, ambas mujeres blancas lo enfrentan como si también les constriñera a ellas. Un ejemplo de que esa sororidad femenina no lucha solo por ellas mismas, sino por una sociedad mejor. Lo subversivo aquí es que las mujeres cooperen, compartan su condición y sean conscientes de su situación de alteridad y de subalternas. En una situación de crisis, como la que muestra el contexto, la rebeldía es que las protagonistas de la novela se sostengan y luchen juntas, no solo contra el maltratador marido de una de ellas, sino también contra otra de las opresiones de la sociedad, el racismo.

Personajes Inolvidables

Uno de los mayores aciertos de la novela es su coralidad. Flagg construye un mosaico de voces y formatos -cartas, artículos de periódico, recuerdos- que dan vida a una comunidad vibrante, con personajes excéntricos, entrañables y profundamente humanos. Los cuatro personajes femeninos que protagonizan Tomates verdes fritos son como cuatro superheroínas con cuatro superpoderes diferentes.

  • Ninny Threadgoode: Una anciana que lleva el peso narrativo de la historia. Ella cuenta la historia, domina el relato y rememora algo que pasó en un pueblo de la segregada Alabama.
  • Evelyn Couch: Una mujer en crisis con un trastorno alimentario y disforia de su propio cuerpo. Está frustrada, sufre el síndrome del nido vacío y ya no se siente deseable.
  • Idgie Threadgoode: Independiente y rebelde, rompe con el modelo femenino de su época. Prefiere ropa masculina, no va a la iglesia y es capaz de fundar una familia alternativa rompiendo con los roles establecidos.
  • Ruth Jamison: Asume el rol de esposa y madre, pero saca fuerza de esa debilidad para romper con los valores familiares y religiosos.

Evelyn Couch: Un Viaje de Autodescubrimiento

Evelyn vive una existencia gris, acomplejada y totalmente frustrada con todo lo que la rodea. En una visita al asilo donde reside su suegra conoce a la señora Threadgoode, que comienza a contarle historias de un pequeño pueblo llamado Whistle Stop, cuya vida giró un tiempo en torno a un café. De pronto, a Evelyn se le abre una luminosa ventana al pasado por la que entra un soplo de aire fresco.

«Yo nunca me enfado, porque me dijeron que era de mala educación. Pero hoy me he enfadado, y ha sido maravilloso», aprende el personaje de Evelyn de ese cuento del pasado. Aprende también un concepto feminista de primer orden, la autodefensa. Es lo que desarrollaron Idgie y Ruth, ante la violencia de los hombres, utilizando lo doméstico, la cocina, para esconder su crimen. Autodefensa es también lo que logra Evelyn cambiando, poco a poco, su vida.

Idgie y Ruth: Un Amor que Desafía Convenciones

Remontándose a finales de la década de 1920, la anciana describe a Idgie y Ruth, dos espíritus sensibles, alegres y llenos de una admirable energía vital, que saben sobreponerse a las dificultades y saborear el gusto por la vida. En la novela, Ruth e Idgie se aman casi desde la primera vez que se ven. Pero en la película, esta relación se presenta de manera más ambigua y sutil, decisión que fue criticada, aunque la película ganó un premio GLAAD por su contenido lésbico implícito.

La famosa escena de las abejas es uno de los momentos más especiales y recordados de la película es cuando Idgie recoge miel para Ruth, que la observa desde lejos, asustada porque mete la mano desnuda en el árbol de las abejas, que empiezan a cubrirle el brazo y el cuerpo. Permanecen sobre ella durante bastante tiempo y Ruth está visiblemente sorprendida por lo que ve.

Autopsias Rápidas: Tomates Verdes Fritos

Adaptación Cinematográfica

Quizá a esos prejuicios contribuyó, en parte, el éxito que en 1991 tuvo la adaptación cinematográfica de esta novela, con guion de la propia escritora, Fannie Flagg. Nadie daba un duro por ella, y sin embargo, la película se convirtió en todo un fenómeno en la taquilla, logrando una recaudación de 119 millones de dólares en todo el mundo. También fue un pequeño fenómeno en la temporada de premios. El guion de Flagg fue nominado al Oscar de la Academia de Hollywood y al premio Writers Guild of America, del sindicato de guionistas, además de ganar el prestigioso Scripter Award.

En ese año, por cierto, se estrenó también otra película sobre amistad femenina, Thelma y Louise, de Ridley Scott, donde Susan Sarandon y Geena Davis huyen tras disparar al marido maltratador de una de ellas en un Thunderbird ’66. Una huida donde la violencia parece inevitable y donde desde el inicio se vislumbra el triste y atropellado final.

Kathy Bates fue la primera en unirse al elenco, interpretando a Evelyn Couch. Mary Stuart Masterson y Mary-Louise Parker interpretaron a Idgie Threadgoode y Ruth Jamison, respectivamente. Jessica Tandy, quien hace el papel de Ninny Threadgoode, entregó una de sus últimas actuaciones antes de fallecer en 1994.

Sin embargo, Flagg no pudo hacer que en el guion se ahondara en la trama queer de la historia. No era un momento donde las tramas de diversidad sexual explícitas estuvieran en los guiones de Hollywood y esta adaptación no fue una excepción. Una pena, pues hubiera hecho mucho más rica e interesante la historia.

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