Yeso vs. Masilla: Composición, Aplicación y Uso Antihumedad

En el mundo de la construcción y el mantenimiento del hogar, tanto el yeso como la masilla son materiales esenciales para el tratamiento de paredes y techos. Cada uno posee características únicas que los hacen adecuados para diferentes aplicaciones. A continuación, exploraremos sus composiciones, diferencias clave, ventajas y desventajas, así como sus usos más comunes.

¿Qué son el Yeso y la Masilla?

Yeso

El yeso es un material mineral en polvo que se mezcla con agua para formar una pasta que fragua rápidamente. Es un producto tradicional utilizado desde hace siglos en la construcción para enlucir paredes y techos. Al endurecer, el yeso se vuelve rígido y ofrece un acabado duro y blanco. Por su naturaleza, el yeso solo adhiere bien en superficies porosas y absorbentes (como ladrillo, cemento u otro yeso) mediante anclaje mecánico. En cambio, no “pega” sobre materiales lisos o pintados a menos que se realice una preparación especial de la superficie.

Masilla

La masilla es un producto más moderno, formulado a base de cargas minerales, resinas o polímeros, y otros aditivos. Suele venir lista para usar en forma de pasta (masillas al uso), aunque también hay masillas en polvo que se mezclan con agua. La masilla está diseñada para mejorar propiedades como la trabajabilidad, el tiempo de secado, la adherencia y la flexibilidad.

Diferencias Clave, Ventajas y Desventajas

Para entender cuál material es el más adecuado para cada situación, es crucial analizar las diferencias en sus propiedades y aplicaciones.

Tiempo de Fraguado y Facilidad de Uso

Una diferencia notable es la velocidad de endurecimiento. El yeso fragua en minutos: una vez mezclado con agua, su tiempo de trabajo es muy corto (5-15 minutos), por lo que debe prepararse en pequeñas cantidades. Esto puede dificultar su aplicación ya que hay poco margen para corregir o alisar antes de que endurezca. La consistencia del yeso mezclado es bastante líquida y puede ser difícil de manipular para lograr un acabado fino.

La masilla, en cambio, suele secar más lentamente dependiendo del tipo. Esa mayor ventana de trabajo facilita alisarla con la espátula con calma, aplicar capas más delgadas y retocar imperfecciones antes de que endurezca. Asimismo, muchas masillas modernas apenas encogen al secar, evitando que se marquen las reparaciones, mientras que el yeso y otros compuestos tradicionales pueden encoger y requerir una segunda aplicación.

Adherencia y Compatibilidad de Superficies

El yeso tiene limitaciones importantes de adherencia. Solo se fija bien sobre bases rugosas y absorbentes, como mampostería o ladrillo, ya que su agarre es mecánico. Al endurecer, se “agarra” a los poros e irregularidades de la superficie.

La masilla ofrece mejor adherencia prácticamente sobre cualquier material común en paredes: yeso viejo, pladur, pintura plástica, madera o incluso azulejos, dependiendo del tipo de masilla. Por eso se considera más universal. Por ejemplo, una masilla al uso acrílica se puede aplicar directamente sobre pintura antigua sin imprimación previa en muchos casos.

Resistencia a la Humedad

El yeso tradicional no tolera bien la humedad. Es un material muy absorbente; en contacto con agua puede reblandecerse o desmoronarse. Por tanto, no es apto para exteriores ni para interiores húmedos, a menos que se proteja adecuadamente. La masilla puede formularse para ser resistente a la humedad. Existen masillas específicas para exteriores o sitios húmedos que incorporan resinas impermeables. Incluso las masillas estándar acrílicas tienen mejor desempeño frente al agua que el yeso, pues una vez secas presentan cierta repelencia.

Dureza y Flexibilidad

Tras el secado, el yeso queda muy duro y rígido, prácticamente como piedra. Esto es positivo en el sentido de resistencia. Sin embargo, esa rigidez implica que si la pared sufre ligeros movimientos o vibraciones, el yeso puede agrietarse.

Las masillas suelen tener un punto ligero de flexibilidad, lo que las hace menos propensas a fisurarse con movimientos leves o dilataciones del soporte. Por otro lado, esa menor dureza hace que la masilla no se utilice para sujetar elementos pesados: por ejemplo, para anclar una caja eléctrica o fijar un taco en la pared. De hecho, el yeso fino se emplea tradicionalmente para rellenar huecos grandes en paredes, incluso para fijar premarcos o cajas de mecanismos.

Acabado y Lijado

Otra ventaja de las masillas es que permiten lograr acabados más finos con menos esfuerzo. La textura del yeso, al fraguar tan rápido, puede quedar irregular; además, deja una superficie muy porosa que absorbe mucha pintura al pintar encima. El yeso seco es más duro de lijar, y su alta porosidad obliga a aplicar una imprimación selladora antes de pintar, para evitar que la pintura de acabado se chupe y quede con parches opacos.

En términos de color, ambos materiales suelen secar de color blanco o blanco crema. Si la pared no va a ser pintada inmediatamente, la masilla acrílica tiende a mantener el blanco, mientras que el yeso puede amarillear ligeramente con el tiempo o mancharse si toma humedad.

Costo y Formato

El yeso es muy económico y viene en sacos o bolsas. La masilla lista al uso es más cara por kilo, en parte porque incluye componentes químicos adicionales y por la comodidad de venir preparada. Sin embargo, para pequeñas reparaciones domésticas, el sobrecoste no es significativo dado que se usan cantidades pequeñas.

El yeso suele convenir en trabajos grandes por su bajo precio a granel. Además, considera el desperdicio: un saco de yeso abierto tiene vida corta porque la humedad ambiental puede echarlo a perder, mientras que un bote de masilla bien cerrado dura bastante tiempo almacenado sin secarse.

Tabla Comparativa: Yeso vs. Masilla

Característica Yeso Masilla
Tiempo de Fraguado Rápido (5-15 minutos) Variable (más lento)
Adherencia Limitada a superficies porosas Alta, compatible con diversas superficies
Resistencia a la Humedad Baja Variable (algunas formulaciones son resistentes)
Dureza Alta Moderada
Flexibilidad Baja Moderada
Acabado Requiere más esfuerzo para un acabado fino Facilita acabados finos
Costo Económico Más caro por kilo

¿Cuándo Conviene Usar Masilla y Cuándo Yeso?

En general, para reparaciones pequeñas y medianas en interiores terminados, la masilla es la opción más práctica. Por ejemplo, para tapar agujeros de taladro, grietas finas en paredes, juntas entre placas de yeso laminado, nivelar pequeñas imperfecciones o rematar rozas, una masilla lista para usar ofrece facilidad y buen acabado. No requiere mezcla, se adhiere sobre la pintura existente, y al secar se puede lijar y pintar fácilmente.

Por otro lado, el yeso es preferible en reparaciones de mayor envergadura o en obra nueva. Si tienes que rellenar un hueco grande en una pared de ladrillo, el yeso sostiene mejor el grosor necesario sin agrietarse, pudiendo aplicarse en capas gruesas. Tras fraguarse, puede recubrirse por encima con una capa fina de masilla para alisar si se desea un acabado perfecto, combinando así ambos materiales.

Masilla en pasta lista al uso para alisar y enlucir paredes interiores. De fácil aplicación y lijado, con acabado fino y gran blancura. Apta para cubrir fisuras, desconchados y nivelar tras la retirada de papel pintado.

Yeso fino en polvo para relleno de huecos y reparaciones interiores. De aplicación sencilla, acabado blanco y buena resistencia. Ideal para placas de cartón-yeso, fijaciones y pequeñas restauraciones.

Instalación del Sistema Antihumedad Durlock® (Paso a Paso)

TEAIS CAPI-C es la solución para las humedades por capilaridad, se trata de un sistema de inyectores basada en resinas especiales de gran poder hidrofugantes e impermeabilizante. El sistema Teais CapiC está especialmente diseñado para su colocación en muros afectados por humedades de capilaridad. El sistema se compone de unos inyectores que se colocan en el muro mediante la realización de perforaciones. Una vez que se forma la barrera, la misma tiene una larga durabilidad, los muros se secan con lo cual se sanean las patologías derivadas de la humedad.

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