Cómo hacer salsa blanca para pasta sin crema de leche: Receta fácil y deliciosa

La pasta es un plato universalmente apreciado, adaptable a diversas técnicas de cocción y gustos. Desde la salsa pesto hasta la boloñesa o carbonara, las opciones para acompañarla son infinitas. Hoy, exploraremos la salsa blanca, una alternativa deliciosa y sencilla, ideal para quienes se inician en la cocina. Aunque a menudo se confunde con la salsa Alfredo, es importante destacar que son dos recetas distintas.

Te presentamos una receta exquisita de salsa blanca para pasta, que también realzará otros platos como el pollo en salsa blanca. ¡Prepárate para sorprender a tus invitados con esta opción rápida y deliciosa!

Ingredientes para la salsa blanca

  • 500 ml de leche (aproximadamente dos vasos)
  • 45 g de mantequilla sin sal (unas 3 cucharadas soperas)
  • 30 g de harina de trigo (unas 2 cucharadas soperas)
  • Sal y especias al gusto (nuez moscada y pimienta negra recién molida)

Es un clásico de la cocina, una salsa que puede utilizarse en multitud de recetas y que se hace con ingredientes básicos que seguro que siempre tienes en casa.

Preparación paso a paso

Paso 1: Derretir la mantequilla

Pon un cazo a fuego suave y echa en él los 45 g mantequilla. Espera a que la mantequilla se derrita y se quede líquida.

Paso 2: Incorporar la harina

Cuando la mantequilla esté completamente fundida, añadimos 30 g de harina de trigo y removemos hasta obtener una pasta suave. Cuando eso ocurra añade los 30 g harina y mezcla bien con unas varillas para que no se formen grumos y el aspecto sea homogéneo.

Cocina durante 2-3 minutos sin parar de remover con las varillas para que la harina pierda su sabor crudo y aporte el mejor sabor posible a la bechamel.

Paso 3: Añadir la leche gradualmente

A continuación añade un poco de leche (algo menos de la mitad) a la vez que sigues mezclando con las varillas sin parar. Cuando se haya integrado todo e incluso empiece a espesarse añade otra tanda de leche y cuando vuelva a espesarse incorpora el resto.

Es fundamental que vayas añadiendo la leche poco a poco a la mezcla. La clave está en hacer nuevamente una textura cremosa, fina, suave y sin grumos. Igual que con la harina, es fundamental que vayas añadiendo la leche poco a poco a la mezcla.

Vierte el resto de la leche en 2 veces, sin dejar de remover. Recuerda tener en todo momento el fuego suave y no dejar de remover con las varillas.

Paso 4: Cocinar y sazonar

Cocina la salsa a fuego suave durante 10-15 minutos. Dependiendo de la temperatura del fuego puede tardar unos 10 minutos en espesarse, a veces más y a veces menos. Remueve la mezcla con una cuchara durante todo el proceso, hasta que todo quede bien ligado y esta empiece a hervir y a espesar.

Tras verter la leche, verás que la mezcla empieza a hervir. Añade sal al gusto y también las especias, que en mi caso suelen ser nuez moscada y pimienta negra recién molida. A veces también le echo orégano seco. Una vez la salsa haya espesado, es el momento de retirar la cazuela del fuego y añadir la sal y la pimienta.

La cantidad dependerá de tu gusto personal y del punto de sabor que quieras darle a la receta. Si te gusta la nuez moscada, ahora es el momento de poner la cantidad deseada.

Paso 5: Ajustar la consistencia

Cuando la salsa esté cremosa y con la textura que estés buscando, apártala del fuego. Eso si, ten en cuenta que al enfriarse sigue espesándose un poco más. Ya tenemos lista la salsa bechamel casera Y si la quieres bastante densa no desesperes porque si sigues cocinándola alcanzará la densidad que prefieras.

Eso si, si te ha quedado más espesa de lo que querías siempre puedes añadir un poco de leche, remover y seguir añadiendo hasta dar con la textura que buscas. Finalmente pruébala por si hay que rectificarla de sal.

✅BECHAMEL receta fácil y rápida SALSA BLANCA

Sugerencias y variaciones

Esta salsa bechamel es una base para que puedas crear tu propia salsa. Por ejemplo, añádele tu queso favorito, como roquefort o rulo de cabra, y crea una bechamel de queso deliciosa. También puedes hacer una bechamel con un toque de mostaza francesa o incorporarle unas tápenas y anchoas en trocitos. Estas modificaciones van genial con la pasta, no va a necesitar nada más.

Si picas y sofríes previamente una cebolla con la mantequilla y a continuación sigues con el proceso de la bechamel añadiendo la harina te quedará aún más sabrosa y se adaptará perfectamente a tus platos de pasta, carne, pasteles salados…

Consejos adicionales

  • No dejes de remover la bechamel ya que si se pega en el fondo te quedará con grumos o incluso puede quemarse y volverse oscura.
  • Si no puedes estar todo el rato removiéndola, hazlo al menos la principio y después baja el fuego para que esté muy muy suave y eso te permita removerla de vez en cuando.
  • Puedes conservarla en la nevera durante 2-3 días, pero en ese caso recuerda dejarla más líquida de la cuenta porque en la nevera espesará.

Origen de la salsa bechamel

En cuanto al origen de esta salsa, la primera referencia escrita de la salsa bechamel o besamel aparece en un libro de cocina francesa del siglo XVII. Se le dio el nombre en honor del marqués Louis de Béchameil, que llegó a ser jefe de la casa real de Luis XIV, aunque no está probado que esta salsa fuera efectivamente invención suya, pues en la corte ya se servían antes platos con cremas similares.

A pesar de su antigüedad, la bechamel ha llegado hasta nuestros días y forma parte de muchos platos conocidos en todo el mundo.

Usos de la salsa bechamel

Su versatilidad en la cocina es enorme y su uso está extendido en la cocina tradicional de varios países: con ella hacemos nuestras queridas croquetas, napamos la lasaña italiana o bañamos el croque monsieur francés. Pero también hacemos huevos encapotados, pechuga a la Villaroy, espinacas a la crema, verduras rellenas, gratinados… las posibilidades son muy numerosas.

La salsa bechamel es muy versátil y se puede utilizar en muchas recetas aunque siempre se nos vienen a la cabeza los clásicos platos italianos como pastas, lasañas o canelones. Igualmente queda fantástica acompañando verduras cocidas o patatas y también sobre cazuelas que se vayan a gratinar.

Puedes incorporarla a las recetas o bien, en el caso de los platos de pasta, también puedes servirla en una salsera al centro de la mesa para que los comensales se echen en su plato la cantidad que prefieran. Cremosa, de sabor suave y delicioso, está de auténtico… ¡escándalo!


Ingrediente Cantidad Notas
Leche 500 ml Preferiblemente entera
Mantequilla sin sal 45 g 3 cucharadas soperas
Harina de trigo 30 g 2 cucharadas soperas
Sal Al gusto Ajustar según preferencia
Nuez moscada Al gusto Recién molida para mejor sabor
Pimienta negra Al gusto Recién molida para mejor sabor

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