Los que se ríen de otros diciendo que no saben ni freír un huevo es muy probable que tampoco sepan freírlos. Al huevo frito se le acusa de ser simple, facilón y casi comida de pobres, pero lo cierto es que, si es de calidad y está bien preparado, resulta todo un manjar en su sencillez. La teoría es sencilla, se pone aceite en la sartén, se echa el huevo y se saca con una espumadera. Nos la aprendimos casi a la vez que las tablas de multiplicar, por eso, la primera vez que, ya independizados, se nos ocurrió freírnos un huevo para calmar algún rugido de tripas, ni siquiera podíamos imaginar el desastre que se avecinaba.
Cierto es que no a todo el mundo le gustan los huevos de la misma manera, si no no existirían los huevos a la plancha, y la yema tan poco hecha genera rechazo en algunos paladares, pero un buen huevo frito debe ser, ante todo, jugoso y suave, sin ser grasiento.
El huevo frito también tiene fama de poco saludable, cuando en realidad no resulta tan calórico respecto a otras elaboraciones del mismo. Según datos de la BEDCA, un huevo de gallina estándar, cocido o duro, tiene unas 145 kcal por cada 100 g de porción comestible (un huevo talla L pesa unos 63-73 g con cáscara), y unos 10,2 g de grasas totales. El problema suele estar, más bien, en las malas frituras y, particularmente, en los acompañamientos. Un huevo frito sin más, en su punto, escurrido y frito con aceite de oliva, es nutritivo y saludable; la cosa cambia si lo dejamos grasiento y lo combinamos con patatas fritas, beicon, jamón o chorizo, y mucho pan.
Dabiz Muñoz enseña a Joaquín a hacer el huevo frito perfecto - Joaquín, El Novato
Ingredientes Necesarios
- Huevos, del tamaño que quieras.
- Aceite de oliva virgen extra.
- Sal y las hierbas o especias que prefieras.
Con la yema líquida o cuajada, con o sin puntilla, cocinados con más o menos aceite… hay muchos detalles que elegir. Después, ponlos como colofón de otro plato o dales todo el protagonismo y no te olvides de mojar pan en la yema 😉
Para freír huevos lo ideal es contar con una sartén antiadherente que no se pegue nada y una espumadera. Si tu sartén lleva una capa de antiadherente, para no rallarlo deberás utilizar una espumadera no sea metálica. Puedes utilizar una sola sartén justa para un huevo o bien varias sartenes individuales o bien una sartén grande para freír varios huevos a la vez.
Que sean bien frescos y a temperatura ambiente, por lo que si los tienes en la nevera lo ideal es que los saques 1 o 2 horas antes de la nevera.
Esto va muy en gustos, ya que hay quien los hace sin prácticamente nada de aceite (realmente no serían huevos fritos sino huevos a la plancha y también están riquísimos), aunque lo habitual es echar suficiente aceite como para que se cubran unos milímetros el fondo de la sartén (es lo que hago yo) o bien poner aceite de forma más abundante para que al echar el huevo el aceite lo llegue a cubrir por encima (sería la forma más clásica de prepararlo).
La teoría dice que a unos 120ºC, así que si tienes un termómetro de cocina puedes medirlo y cuando llegue a esa temperatura bajar un poco el fuego y echar el huevo. De todas formas es fácil saber si el aceite está en su punto ya que debe estar bien caliente pero sin llegar a humear, y se ves que humea baja el fuego y echa el huevo.
Dicen que echando un poco de harina cuando el aceite está bien caliente ya no salta tanto, aunque yo no lo he probado. Como cocino los huevos con el aceite justo no suele saltar pero cuando se echa abundante aceite, un truco así viene genial.
A la hora de cascar los huevos y para evitar sorpresas, ve cascándolos de uno en uno en un pequeño bol y de ahí échalo a la sartén cuando el aceite esté en su punto.
Si quieres que le salga la famosa puntilla alrededor el aceite deberá estar bastante caliente y tendrás esperar a que se forme. Además, mientras se cocina puedes ir echando el aceite de la sartén sobre el huevo con ayuda de la espumadera para que la clara se vaya cuajando. Si quieres la yema líquida no lo cocines demasiado tiempo, 1 minuto o 2 pueden ser suficientes, pero si te gusta una yema más cuajada puedes echarle aceite también a ella o simplemente cocinarlo más tiempo, aunque siempre con cuidado de que no se te queme por debajo (en este caso yo bajaría el fuego para que se haga todo más lentamente).
Sácalo a un plato con la espumadera intentando que deje el aceite en la sartén y échale sal y las hierbas o especias que quieras. A mi me encanta con un poco de pimienta negra recién molida y a veces también le echo pimentón dulce en polvo.
No hay que esperar ni un segundo para empezar a comer un huevo frito que acaba de salir de la sartén, así que tenlo todo previsto y cualquier otro acompañamiento o plato deberá estar ya hecho con antelación. Si vas a tomarlos tal cual y quieres mojar pan, ten esas rebanadas ya cortadas, y si el huevo frito va a ser el colofón de un plato, como por ejemplo un pisto o unas tostadas, deberán estar preparados para esperar la llegada del huevo y directamente a la mesa.
El momento de romper la yema es, como ahora se dice, auténtico «food porn», esa yema resbalando por el huevo que tan bien se presta a mojarse con pan. Sin duda alguna los huevos fritos están de auténtico… ¡escándalo!
Pasos para Freír un Huevo Perfecto
- En primer lugar, preparamos las herramientas: cuenco o cucharón de sopa, sartén (mejor si es antiadherente), espumadera y plato, con papel de cocina opcional.
- Hay que calentar un buen fondo de aceite en la sartén, dejando un grosor de algo menos de un dedo, y procurar que coja buena temperatura pero sin superar el punto de humeo.
- Siempre podemos guiarnos con un termómetro de cocina para ser más precisos.
- Una vez el aceite esté caliente, solo tenemos que verter el huevo crudo dejándolo deslizar sobre el mismo, lo más cerca posible de la superficie de la sartén; de este modo no se romperá ni salpicará.
- Para controlar que el aceite no salte, un truco que suele funcionar es añadir primero una miga de pan, que además nos dará una pista de cuándo el aceite ha alcanzado la temperatura adecuada.
- Para que se cocine la clara con puntilla y la yema permanezca líquida o melosa, necesitamos lardear el huevo, es decir, bañar con el aceite la clara usando una espumadera.
- Es un movimiento que hay que aplicar rápidamente, con cuidado de no llegar a bañar la yema, una vez que el borde del huevo ya ha empezado a coger más color.
- Como el aceite estará muy caliente, la puntilla se empezará a formar rápidamente en el borde del huevo.
- Una vez esté al punto deseado, solo hay que sumergir la espumadera en el aceite, deslizarla por debajo del huevo y retirarlo con cuidado, dejando que escurra el exceso de grasa.
Calentar un dedo de aceite de oliva en una sartén con el suficiente diámetro para que se puedan hacer los huevos sin solaparse. Bañar con el aceite la clara usando una espumadera una vez que el borde del huevo ya ha empezado a coger más color, sin tocar la yema.
Además de la clásica pareja de sal y pimienta, podemos ir más allá con los aderezos que realzarán el sabor de nuestros huevos fritos, inspirándonos con los sabores que mejor maridan según la ciencia del food pairing. Si preferimos apostar por el umami para desarrollar nuevos matices de sabor intenso, pero sutil, podemos coronarlos con queso parmesano o grana padano (vigilando entonces la sal añadida, o nos quedarán muy salados), trufa negra, salsa de soja, miso o huevas de pescado.
Los huevos fritos se pueden disfrutar solos o acompañando infinidad de platos y productos, como complemento o formando platos combinados. Los anglosajones suelen tomarlos para desayunar con beicon, patatas, alubias, gofres o con tortitas, y son muy populares los rancheros en la cocina mexicana servidos sobre una tortilla de maíz o trigo, con salsa de hortalizas y otros complementos opcionales.
En España triunfan los huevos rotos con jamón y patatas, también gustan mucho como relleno de bocadillos y sándwiches, a menudo acompañados de algo de embutido, queso, lomo o, en versión más ligera ensalada y fiambre magro. Suelen acompañar al arroz a la cubana, al pisto o a las migas al pastor, pues en realidad enriquecer cualquier base de verduras, arroz, pasta o salsa.
Cómo Hacer un Huevo Frito Perfecto
Una cosa es hacer un huevo frito y otra cosa es hacer un huevo frito perfecto. Entendemos por huevo frito perfecto aquel que tiene su clara completamente cuajada, su yema perfectamente líquida y una preciosa puntilla a su alrededor.
Hacer un huevo frito perfecto no tiene ningún misterio ni requiere de trucos especiales ni utensilios específicos para su preparación. Solamente es necesario controlar dos aspectos; la cantidad de aceite a utilizar y su temperatura, según detallamos en la receta.
En cuanto a los huevos, lo mejor es optar siempre por huevos de gallinas criadas en libertad y, cuanto más frescos sean estos, más sencillo resultará freírlos ya que los huevos frescos tienden a esparcirse menos por la sartén. El tipo de aceite a utilizar va a depender de la disponibilidad, costumbres y gustos particulares. En principio cualquier aceite adecuado para freír va a ser válido, el de oliva aporta más sabor y el de girasol es más neutro.
Sea cual sea el aceite elegido, es importante utilizarlo siempre lo suficientemente caliente, aunque por debajo de su punto de humo para evitar que se queme.
Por último, señalar que, en esta receta explicamos cómo hacer un único huevo frito ya que la operativa es la misma tanto para hacer un huevo frito como para cocinar varios y, la cantidad a preparar va a depender de las necesidades de cada receta. Lo habitual será cocinar entre uno y dos huevos fritos por persona, dependiendo de si se trata de un plato único o si esta preparación forma parte de otra receta.
Pasos Detallados
- En primer lugar, abrimos el huevo. Para ello, rompemos la cáscara golpeando esta sobre una superficie dura y, a continuación, abrimos el huevo sobre un cuenco.
- Añadimos el aceite a la sartén, en cantidad suficiente para cubrir todo el fondo.
- Ponemos la sartén a fuego alto y vigilamos el aceite para que se caliente sin que llegue a humear. Podemos notar que el aceite está lo suficientemente caliente porque se ve claramente menos espeso y comienzan a aparecer burbujitas en su parte inferior. Además, al aproximar la mano debemos notarlo caliente.
- El tiempo de calentado necesario para que el aceite esté al punto adecuado para freír un huevo va a ser muy variable dependiendo mucho del tipo de cocina; en las cocinas de fuego e inducción este tiempo de calentado va a ser sensiblemente inferior que en las cocinas de vitroceramica.
- Cuando el aceite esté lo suficientemente caliente sin que llegue a humear, añadimos el huevo y lo dejamos freír.
- Cuando hayan pasado unos 30 segundos y la puntilla del huevo ya esté casi formada pero la parte superior aún siga transparente, inclinamos un poquito la sartén para que el huevo se vaya hacia el borde y dejamos que el aceite caliente suba por la superficie del huevo, sin que alcance la yema. De esta manera se cocinará la parte superior del huevo.
- Cuando toda la parte superior del huevo, excepto la yema, esté blanca, retiramos el huevo de la sartén con una espátula o espumadera, dejando escurrir un poco el aceite sobrante.
- Añadir el aceite a la sartén hasta cubrir el fondo.
- Cuando el aceite esté caliente, pero sin humear, añadir el huevo.
- Dejar que se vaya formando la puntilla.
- A continuación, inclinar un poco la sartén y dejar que el aceite caliente suba por la superficie del huevo sin que alcance la yema, para cocinar la parte superior.
- Cuando toda la parte superior esté blanca, excepto la yema, retirar de la sartén.
Variaciones y Consejos Adicionales
Más que variaciones, hay diversos estilos y preferencias a la hora de cocinarlos y varios de ellos los he comentado en la propia preparación. Con o sin puntilla, con la clara líquida o cuajada, más o menos dorados por debajo, con más o menos aceite… con las nociones básicas ya simplemente se trata de practicar hasta dar con nuestro huevo frito perfecto.
Con los huevos frescos y a temperatura ambiente, el aceite caliente sin humear y una buena sartén totalmente antiadherente lo tienes prácticamente hecho para empezar a preparar los huevos fritos en casa.
El mejor consejo para esta receta o más bien técnica de cocina es experimentar.
Huevos Fritos con Cebolla
Se pone aceite suficiente en la sartén para freír la cebolla picada. Una vez caliente el aceite, se fríe la cebolla a nuestro gusto. Yo la hago a fuego bajo y me gusta taparla, para que quede un poco confitada. Cuando vemos que está ya la cebolla poniéndose dorada, es señal de que está lista para añadirle los huevos.
Con la paleta de madera, hacemos un hueco en el centro de la sartén y volcamos la taza donde hemos cascado los huevos. Removemos un poco para que parte de la cebolla quede integrada en la clara, pero no tanto como para partir la yema, que no debería cuajarse.
Tapamos un momento para que cuaje la clara más rápido y cuando veamos los huevos ya listos, se aparta.
A la hora de emplatar, lo mejor es utilizar una espumadera para que chorree el exceso de aceite. Se le añade la sal al huevo y listo para mojar pan.
Está de rechupete.
Bueno, pues hasta aquí llegó la receta de huevos fritos con cebolla. Espero que os guste mucho y vuestros comentarios ¿conocíais el plato? Si es la primera vez que lo preparáis… ¿Qué os pareció?