Sobrecrecimiento de Bacterias y Levaduras en el Intestino: Causas, Síntomas y Tratamiento

En los últimos tiempos, el SIBO ha ido ganando terreno en los diagnósticos clínicos, pero ¿qué es el SIBO? ¿Cuáles son los factores que lo desencadenan y qué tratamientos y pruebas de diagnóstico dispone en la actualidad la clase médica? o ¿Qué dieta es la ideal? En este artículo, repasaremos las últimas evidencias científicas relativas a esta disbiosis específica, porque como ocurre siempre que analizamos los microorganismos que conforman nuestra microbiota, cuando existe patología, existe desequilibrio.

¿Qué vas a encontrar?

  • ¿Qué es SIBO?
  • Bacterias y SIBO
  • Síntomas de SIBO
  • Causas del SIBO
    • Factores demográficos
    • Uso de fármacos
    • Patologías gastrointestinales
    • Anormalidades anatómicas
    • Otras patologías
    • Inhibición de los complejos migratorios motores
  • Consecuencias del SIBO
  • Test de SIBO. ¿En qué consiste?
  • Tratamiento de SIBO
    • Antibióticos en SIBO
    • Probióticos en SIBO
  • Dieta SIBO

¿Qué es SIBO?

El SIBO es un trastorno heterogéneo caracterizado por un excesivo crecimiento de microorganismos en el intestino delgado. Este nombre se corresponde con las siglas en inglés de Sobrecrecimiento Bacteriano del Intestino Delgado (Small Intestinal Bacterial Overgrowth).

Este desequilibrio en la composición de nuestra microbiota tiene múltiples consecuencias, que pueden evidenciarse con síntomas y complicaciones tanto gastrointestinales como extragastrointestinales.

Bacterias y SIBO

Aunque la microbiota intestinal se distribuye por todo nuestro tracto digestivo, existen lugares anatómicos con mayor concentración bacteriana, como es el caso del colon, en el que se calcula que habita casi el 95% de nuestra “comunidad de vecinos bacteriana”.

En el intestino delgado, de forma normal, la densidad de microorganismos es menor que en el intestino grueso, debido a la mayor velocidad de tránsito, a los ácidos biliares y a la barrera gástrica que limita el paso de microorganismos desde la cavidad oral. Cuando el número de bacterias intestinales presentes en el intestino delgado es excesivo, se genera un problema: el SIBO.

Entre los microorganismos que están en sobrecrecimento cuando hay SIBO destacan Proteobacteria, como Escherichia, Klebsiella y Proteus; así como, Streptococcus, Staphylococcus o Bacteroides. También pueden estar elevadas bacterias como Desulfovibrio que producen sulfuro de hidrógeno, un gas muy irritante con olor a huevos podridos.

En el intestino delgado también puede haber un sobrecrecimiento de arqueas metanógenas, en estos casos hablamos de IMO (Intestinal Methanogen Overgrowth). Normalmente el microorganismos responsable es Methanobrevibacter smithii. Aunque las arqueas no son patógenas, producen metano y la acumulación excesiva de este gas en el intestino afecta a su motilidad y puede producir síntomas molestos como el dolor abdominal, estreñimiento, hinchazón y gases con mal olor. Este tipo de síntomas se asocian al SIBO de metano.

Incluso puede haber un crecimiento excesivo de hongos en el intestino delgado, en este caso nos referimos al SIFO (Small Intestinal Fungal Overgrowth). Este tipo de sobrecrecimiento está menos estudiado aunque los estudios apuntan a que está detrás de muchos trastornos gastrointestinales donde no se identifica una causa.

Por eso es tan complicado analizar y entender el papel de la microbiota intestinal en nuestro organismo. Aunque existe una extensa bibliografía sobre el SIBO y las otras disbiosis intestinales, en general la calidad es limitada.

A pesar del interés reciente en el microbioma intestinal y sus trastornos, se necesita más investigación clínica para determinar la fisiopatología, identificar tratamientos efectivos y prevenir el sobrecrecimiento de la microbiota en el intestino delgado y grueso. No solo es necesario conocer quién está ahí (metagenómica) sino saber qué hace y que funciones tiene (metatranscriptómica y metaproteómica).

La investigación futura nos puede permitir utilizar los cambios específicos en la composición y diversidad de la microbiota intestinal como biomarcadores de salud o de enfermedades específicas. De momento, lo más urgente es, quizá, consensuar protocolos.

Síntomas de SIBO

Algunos os preguntaréis, ¿cómo saber si tengo SIBO?. Los síntomas del SIBO no son únicos y su diagnóstico no es sencillo, sino que pueden coincidir con múltiples patologías. Los síntomas relacionados con el sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado son:

  • Dolor abdominal, sobre todo cuando están en exceso bacterias sulfato reductoras.
  • Eructos y dispepsia funcional, a causa del exceso de gas que se acumula en el intestino delgado.
  • Las malas digestiones y problemas de malabsorción de ciertos nutrientes. Muy relacionado con la disbiosis y la hiperpermeabilidad intestinal.
  • La hinchazón, distensión abdominal y la flatulencia.
  • Diarrea o estreñimiento, dependiendo del gas que predomine. También pueden presentarse heces pastosas, entre otras.
  • La pérdida de peso, aunque en menor medida y no es todos los tipos de sobrecrecimiento.
  • Niebla mental, debido a la producción excesiva de ácido D-láctico por parte de algunos microorganismos que están sobrecrecidos.

También puede asociarse el SIBO con síntomas y trastornos extraintestinales como veremos más adelante.

Causas del SIBO

Según los últimos estudios y casos clínicos, la aparición de esta sintomatología asociada al SIBO suele venir de la mano de una serie de factores que predisponen a los pacientes a sufrir esta disbiosis de la microbiota intestinal.

En el paper “The spectrum of Small Intestinal Bacterial Overgrowth” se recoge una tabla con las principales condiciones que se asocian a la aparición de SIBO:

Factores demográficos

  • Género femenino. Existe mayor incidencia de SIBO entre las mujeres en comparación con los pacientes masculinos.
  • Edad. Aunque puede aparecer a cualquier edad, algunas de las causas que lo favorecen son el abuso de fármacos o de antibióticos, lo que genera una mayor prevalencia del trastorno en gente mayor, normalmente polimedicada. En el caso de los niños, los estudios son escasos lo que dificulta conocer con exactitud la incidencia en este grupo de edad. Es frecuente el SIBO en niños que toman inhibidores de la bomba de protones, aquellos con retraso del crecimiento o que presentan dolor abdominal crónico.

Uso de fármacos

  • Inhibidores de la bomba protónica. Los prazoles y otro tipo de fármacos destinados a reducir la acidez estomacal impactan gravemente en la microbiota tanto del estómago como del intestino, y también favorecen el sobrecrecimiento bacteriano patógeno en el intestino delgado.
  • Opioides. También tienen un importante impacto en la composición de la microbiota intestinal.

Patologías gastrointestinales

Diferentes patologías gastrointestinales pueden estar asociadas al SIBO:

  • Dispepsia funcional. La dispepsia es un trastorno con el que el SIBO comparte alguna sintomatología y también las complicaciones de su diagnóstico.
  • EII (Enfermedades Inflamatorias Intestinales). Padecer Crohn o Colitis Ulcerosa también es un factor que predispone a la aparición de SIBO.
  • SII (Síndrome de Intestino Irritable). Lo que antes era conocido como colon irritable, otra condición gastrointestinal común. Los últimos estudios apuntan a que un gran porcentaje de pacientes diagnosticados de SII tienen SIBO.
  • Divertículos en el intestino delgado. Son menos comunes que los divertículos en otras partes del intestino y suelen estar relacionados con problemas de motilidad intestinal.

Anormalidades anatómicas

  • El síndrome de ASA ciega.
  • La cirugía abdominal. Incluyendo, en este punto, la resección de la válvula ileocecal, de la vesícula biliar o el bypass gástrico, entre otros.
  • La presencia de divertículos en el intestino delgado.

Otras patologías

Diferentes patologías gastrointestinales pueden estar asociadas al SIBO:

  • Esclerosis sistémica. Enfermedad crónica del tejido conectivo que se caracteriza por fibrosis difusa y anormalidades vasculares en piel, articulaciones y órganos internos. Puesto que causa dismotilidad intestinal es común la presencia de SIBO en estos pacientes.
  • Enfermedad de las arterias coronarias. Las personas que tienen SIBO presentan un estado inflamatorio que podría favorecer la aterogénesis y lo que explicaría el mayor riesgo cardiovascular de personas con sobrecrecimiento bacteriano.
  • Diabetes e hipotiroidismo. Estas patologías también se asocian con alteraciones en la motilidad intestinal.
  • Pancreatitis. La alteración de la actividad exocrina del páncreas, causa una disbiosis de la microbiota, con un descenso de la diversidad y un aumento es especies patógenas, que puede derivar en un SIBO.
  • Enfermedad de Parkinson. La disfunción de las neuronas motoras intestinales favorecen esta disbiosis.
  • Síndrome de las piernas inquietas, también se ha asociado con el SIBO.
  • Rosácea. La microbiota intestinal tiene un impacto en diversos trastornos de la piel. Concretamente, en torno al 41-51% de los pacientes con rosácea tienen un sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado.

Otros estudios señalan también como factores que predisponen al desarrollo de SIBO la hipoclorhidria, relacionada con el papel de los IBP (Inhibidores de la bomba de protones); la baja hemoglobina, deficiencias inmunitarias y, con menos evidencia científica, la obesidad o la enfermedad del hígado no alcohólico.

Inhibición de los complejos migratorios motores

La inhibición de los complejos motores migratorios también puede contribuir al desarrollo de SIBO. Estos movimientos involuntarios del músculo liso del estómago e intestino son responsables de la limpieza de los restos de la última comida. Para que se activen adecuadamente es necesario permitir un período de descanso digestivo de al menos 4 horas entre las comidas. Los complejos motores migratorios pueden inhibirse debido a diversos factores, como una mala postura de la lengua, mascar chicle, picotear entre comidas, el consumo de edulcorantes y un mal funcionamiento del nervio vago, entre otros.

Consecuencias del SIBO

Vistos los síntomas de SIBO que padecen los pacientes que sufren la enfermedad, cabe preguntarse ahora por las consecuencias que este trastorno provoca internamente en el huésped. El estudio «Small Intestinal Bowel Disease in Children» las resume de la siguiente manera:

  • Fermentación bacteriana de carbohidratos, que conduce a un exceso de producción de gas y de agua.
  • Desconjugación bacteriana de los ácidos biliares, lo que provoca que las vitaminas liposolubles sean poco absorbidas.
  • Consumo bacteriano de macro y micro nutrientes, por lo que el huésped dispone de menos cantidad de ellos para su correcta absorción.
  • Alteración de las vellosidades intestinales, que produce una malabsorción de los carbohidratos.
  • Reducción de la producción de ácidos grasos de cadena corta, fundamentales para mantener la eubiosis de la microbiota.
  • Niveles elevados de ciertas vitaminas, producto del metabolismo microbiano
  • Aumento de la hiperpermeabilidad intestinal.
  • Inflamación intestinal y sistémica.

Test de SIBO. ¿En qué consiste?

Uno de los problemas a los que se enfrentan los profesionales de la salud es el de la fiabilidad de los test de aliento, que actualmente es la herramienta más utilizada para diagnosticar el SIBO pero que presenta una serie de limitaciones que impiden tener datos del todo fiables sobre la prevalencia de este trastorno en la población general.

Lo que detectan los tests de SIBO, utilizando soluciones de lactulosa o de glucosa, es la presencia de metano (positivo si es ≥10ppm) y de hidrógeno (positivo si es ≥20ppm) en el aliento o el aire exhalado por el paciente. Las bacterias que están en sobrecrecimiento generan estos gases al metabolizar los carbohidratos ingeridos con la dieta y en la solución que se emplea en la prueba de SIBO.

El problema con esta herramienta es su sensibilidad y su especificidad. Algunos estudios apuntan a que es del 31 al 77% y del 44 al 100%, respectivamente, y esto lleva a que exista una elevada prevalencia de falsos positivos.

No hay en nuestro país pruebas no invasivas para valorar el sobrecrecimiento de bacterias productoras de sulfuro de hidrógeno o el de hongos. Por lo que estos dos tipos de sobrecrecimiento son más difíciles de diagnosticar.

Así, en estos momentos, la prueba diagnóstica de SIBO que más consenso genera es la aspiración y el cultivo del contenido yeyunal, pero para su realización hay que llevar a cabo una endoscopia que es una prueba muy invasiva, que requiere tiempo y sedación y cuyo coste es elevado. Además, también se pueden producir problemas que alteren el resultado final, debido a la posible contaminación por bacterias esofágicas y orales, por un lado, o la imposibilidad de acceso al intestino delgado distal, por otro.

Tratamiento de SIBO

Existen diversos tratamientos de SIBO en un paciente afectado. Tanto un tratamiento natural como una dieta SIBO, probióticos… A continuación exponemos cómo tratar el SIBO:

Antibióticos en SIBO

El uso de antibióticos tanto farmacológicos como herbáceos se han estudiado para el tratamiento del SIBO.

Uno de los antibióticos farmacológicos más empleados es la Rifaximina, un antibiótico que tiene su acción a nivel gastrointestinal pues no es absorbido. En una revisión de ensayos clínicos, este fármaco mejoraba los síntomas en un 33-92% de los pacientes. Sin embargo, también es muy frecuente que tras meses post-tratamiento vuelvan a aparecer síntomas.

Los antibióticos herbáceos también se han estudiado en SIBO. Ciertos compuestos que producen algunas plantas tienen una potente acción antimicrobiana que puede resultar de utilidad en estos casos. De hecho, algún estudio ha observado una eficacia similar a los antibióticos farmacológicos.

Probióticos en SIBO

La Microbioterapia o el uso terapéutico de probióticos con cepas específicas que actúan en esta área de colonización intestinal.

Se ha demostrado como el uso de Saccharomyces boulardii reducía la producción de hidrógeno en más de un 50%. Además de S. boulardii, un estudio ha demostrado la eficacia de L. plantarum, L. acidophilus y Bifidobacterium lactis mejorando la sintomatología de pacientes con SIBO. Por su parte, Bifidobacterium longum también parece de utilidad en casos de SIBO hidrógeno.

Con respecto a las cepas probióticas, como en cualquier uso en terapia clínica, se deberían aconsejar cepas de origen humano y de IV Generación, es decir, que puedan resistir a la acidez gástrica y llegar viables al lugar en el que tienen que ejercer su acción probiótica.

Además, tienen que ser cepas específicas que hayan demostrado su capacidad de actuar en el intestino delgado. Algunas de ellas tienen la capacidad de desplazar y disminuir la presencia de bacterias patógenas, metanógenas y gasógenas (fundamentalmente proteobacterias), a través de un mecanismo de opresión numérica y a través de la producción de una enorme variedad de bacteriocinas, toxinas proteicas sintetizadas por bacterias con el fin de inhibir el crecimiento de otros microorganismos.

Dieta SIBO

La dieta en personas con SIBO es otro aspecto importante a cuidar de la mano de un profesional de la nutrición, puesto que las personas con este tipo de disbiosis suelen tener una lista infinita de alimentos prohibidos con SIBO que empeoran su sintomatología. Normalmente, las dietas para mejorar el SIBO restringen aquellos componentes de los alimentos que son fermentados por los microbios que están en sobrecrecimiento.

Una de las dietas más populares en SIBO es la dieta baja en FODMAP (oligosacáridos, disacáridos, monosacáridos y polioles fermentables). Al limitar el consumo de los alimentos que contienen estos azúcares se reduce la actividad de las bacterias y puede mejorar la sintomatología en estos pacientes. Si bien es cierto que estas dietas son muy restrictivas y suelen recomendarse durante periodos cortos. Estos compuestos fermentables se encuentran en muchas verduras y frutas que tienen prebióticos, antioxidantes y vitaminas importantes para nuestra salud y la de ...

Las bacterias intestinales son importantes a la hora de que nuestro organismo funcione bien y no tengamos problemas relacionados con el sistema digestivo. Se encargan de la parte del proceso digestivo en el que asimilamos los nutrientes y micronutrientes procedentes de los alimentos para tener una buena salud. Por eso, la función intestinal es primordial para tener una buena salud y prevenir enfermedades.

Sin embargo, y como en todas las patologías, la manera más efectiva de combatir estas dolencias es intentar prevenirlas.

  • Comer poca cantidad diversas veces al día. Los intestinos se limpian, más o menos, cada dos horas. Por eso, es importante no darles trabajo extra y comer poca cantidad aunque aumente el número de veces que consumimos alimentos al día.
  • Incrementar el consumo de agua. Consumir abundante agua te ayudará a mantenerte hidratado y también contribuirá a la expulsión de las toxinas y los desechos fecales acumulados en estos órganos.
  • Aumentar el consumo de frutas y de fibra.
  • Disminuye el consumo de alimentos con grasa.
  • Tomar suplementos vitamínicos.

Con respecto a la candidiasis, todas aquellas intervenciones destinadas a mejorar el tono del sistema nervioso parasimpático serán de gran utilidad en el manejo y tratamiento de la candidiasis.

La microbiota intestinal está cada vez más presente en la conversación sanitaria, tanto en la población general como en médicos y nutricionistas. El conjunto de microorganismos que habitan en nuestro intestino modelan nuestro bienestar mucho más de lo que en un principio podría parecer, pues nos ayudan a evitar infecciones, sintetizan vitaminas y compuestos que requerimos para vivir, y metabolizan sustancias que nosotros no somos capaces de digerir por nuestra propia cuenta, entre otras cosas.

El sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado o SIBO, como se le conoce por sus siglas en inglés, consiste en la presencia anormal de bacterias en el intestino delgado. Estas bacterias, normalmente, están en mayores concentraciones en el colon. Cuando se ingieren hidratos de carbono o azúcares, las bacterias hacen una reacción de fermentación en el mismo intestino delgado, que genera una cantidad excesiva de gases que provocan la sintomatología.

El intestino contiene de forma normal bacterias y otros microorganismos que viven en equilibrio en cantidades variables, lo que se conoce como microbiota. Cuando se rompe este equilibrio se produce una alteración de la microbiota intestinal o disbiosis. Esta alteración de la microbiota puede suceder por diferentes causas como alguna restricción dietética o por el uso de antibióticos.

Las molestias más frecuentes del SIBO son la distensión abdominal (aumento del perímetro abdominal), hinchazón abdominal (percepción de pesadez), sensación de digestiones pesadas, aumento de gases, acidez, diarrea y estreñimiento.

Para el diagnóstico del SIBO, la prueba más específica es a través de un cultivo del líquido de la zona intermedia del intestino delgado, la parte yeyunal. Sin embargo, para conseguirlo es necesario realizar una gastroscopia, que es un procedimiento invasivo.

Este procedimiento consiste en determinar, a través de la exhalación del aliento, la cantidad de hidrógeno y metano, gases que producen las bacterias durante la fermentación. Otro indicativo que puede ayudar a sospechar si es SIBO o no son los factores de riesgo de cada paciente.

Para el tratamiento del SIBO es necesario controlar las causas de base. Por otro lado, en la mayoría de los pacientes, es necesario realizar algunas modificaciones en la dieta por un breve período de tiempo, para evitar otros desequilibrios en la microbiota. En pacientes con diarrea de larga evolución y mala absorción de nutrientes, es necesario tratar la causa y corregir las deficiencias nutricionales.

Pese a que en los últimos años el SIBO es más conocido entre la población, es importante acudir a un profesional de la salud para que determine bien si la sintomatología la causa el SIBO u otra enfermedad.

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