El relato en Juan 6:1-15 es uno de los eventos más significativos y comentados de la vida pública de Jesús. A través de este milagro, se revelan importantes lecciones sobre la fe, la generosidad y la provisión divina.
¿Una o Dos Multiplicaciones?
Es importante notar que los cuatro evangelistas narran la primera multiplicación de los panes, con sorprendentes coincidencias en los detalles numéricos: 5 panes, 2 peces, 12 canastos de sobras y 5,000 personas sin contar mujeres y niños. Sin embargo, Mateo y Marcos mencionan una segunda multiplicación con números diferentes: 7 panes, algunos pequeños peces, 7 cestas de sobras y 4,000 personas.
Contexto y Cronología
La cronología del evento está determinada por el orden que tienen Marcos y Lucas, inmediatamente después del regreso de los doce de su misión. Juan 6:1-4 describe la escenificación, conectando con el capítulo 5 mediante un simple "después de esto", sin ningún valor cronológico especial, pero manteniendo en el trasfondo la amenaza de muerte que pesaba sobre Jesús en Judea y la revelación del Hijo dispensador de la vida.
Los primeros cuatro versículos sitúan el episodio en el espacio y en el tiempo, mencionando a sus autores: Jesús, la gente y los discípulos. El relato, de tipo biográfico, comienza como en los sinópticos, pero las circunstancias son distintas. Se dice que Jesús pasa al otro lado del mar, pero no se especifica de dónde parte ni adónde se dirige exactamente. Excepto Lucas (9, 10), que precisa «del lado de Betsaida», ningún evangelista indica el lugar del milagro de los panes, descrito por los tres sinópticos como un «lugar desierto» y «separado». Según Juan, el milagro parece situarse en la región montañosa que no está lejos de Tiberíades.
Según los sinópticos, Jesús quiere retirarse a un sitio apartado por las amenazas que se cernían contra él o para encontrar un poco de descanso con sus discípulos. Juan no da ningún motivo, pero la expresión «el otro lado del mar», repetida cuatro veces (6, 1.17.22.25) subraya la distancia que Jesús toma respecto a sus lazos familiares. Se dice que este gentío es «numeroso», adjetivo que en Jn sólo aparece en este relato y en la entrada gloriosa de Jesús en Jerusalén inmediatamente antes de su pasión (12, 9.12). Esto debe ser algo más que una casualidad.
La mención de la montaña da a la escenificación un carácter solemne: Jesús sube a ella y se sienta con sus discípulos. La escenificación se cierra con una indicación temporal: «Estaba cerca la pascua, la fiesta de los judíos». Es propia de Jn y sorprende al lector: no sólo esta pascua es desconocida para los sinópticos, sino que no coincide tampoco con una subida a Jerusalén.
Mapa del Mar de Galilea
La Preparación del Banquete Maravilloso
La indicación de la cercanía de la pascua (6, 4) podría haber sido tan sólo una pausa en el desarrollo del relato, pero el narrador la relaciona expresamente con la actuación de Jesús «Levantando entonces los ojos y viendo ». Bajo este signo se pone la iniciativa que va a tomar Jesús. La expresión «levantar los ojos», si no va seguida de «hacia el cielo», no introduce en una oración, sino en un determinado «ver» Jesús sentado en la montaña fija su mirada en la gente que se acerca. Sin razón aparente, expresa su deseo de proporcionar pan a toda aquella gente, en la continuación del texto, el pan significará el don de su persona.
A diferencia de los sinópticos, no hay ninguna situación crítica en la presentación de nuestro relato cuando la gente se acerca en pleno día (cf 6, 16), Jesús manifiesta la intención de darles de comer, no ya al caer de la tarde de un día en que estuvo predicando largamente y curando a los enfermos. El relato presenta ante todo a Jesús como donante generoso ante la multitud, su gesto, gratuito, depende de la mirada que ha dirigido sobre ella.
Todas las versiones del episodio introducen un suspense ¿qué hacer para dar de comer a tanta gente? En Jn, es el mismo Jesús el que crea este suspense. Jesús le plantea esta pregunta a Felipe, implícitamente, subraya la imposibilidad para el hombre de procurarse el «verdadero» pan. A primera vista, la pregunta del v 5 equivale a la que plantean los discípulos en Mt 15, 33 («¿De dónde nos vendrá en el desierto suficiente pan V), pero se formula de manera distinta, queriendo poner a prueba a los discípulos. Se comprende que Felipe se dejara engañar por los términos de la pregunta y permaneciera en el plano del dinero hablando de los denarios necesarios para la compra exigida, como si el don de la vida fuese de orden cuantitativo («un pequeño trozo»).
Con la pregunta que propone, Jesús quiere abrir el espíritu del discípulo a lo que simboliza el alimento según la tradición sapiencial que refleja el texto de Isaías. La respuesta adecuada se la dará a Jesús Simón Pedro, cuando le diga: «Señor, ¿a quién iríamos?
El Banquete
Lo mismo que en las bodas de Cana, el milagro tiene lugar sin que se pronuncie ninguna palabra de poder y sin que se describa el proceso de la transformación, en este caso de unos panes y unos peces en una cantidad que satisface plenamente a cinco mil hombres: «tanto como querían».
Lo que Sobra de los Panes
El relato sinóptico culminaba hablando de la satisfacción de los comensales: «Comieron todos y se hartaron»; Jn menciona tan sólo de pasada este hecho, para introducir una orden de Jesús, seguida de su ejecución y de su resultado. Este desplazamiento de acento tiene que llamar la atención del lector. En los textos paralelos, la mención de los restos del banquete confirma la amplitud del milagro. En Jn, este elemento subsidiario adquiere una importancia mayor en virtud de la orden de Jesús: «Reunid lo sobrante…». Así pues, en nuestro texto no es la gente la que espontáneamente «recoge» los trozos restantes, sino que los discípulos los «reúnen» por orden de Jesús, para que «ninguno se pierda». Sorprende esta orden, relativa a lo que parece un detalle sin importancia. Conviene recordar el relato de Eliseo: «Así habla Yahvé: ‘Se comerá y quedarán restos’… Comieron y quedaron restos, según la palabra de Yahvé» (2 Re 4, 43s).
Pues bien, más que de un «resto» (lo que queda todavía tras la desaparición de un todo), se trata propiamente en Jn de un «sobrante» (lo que se encuentra además de un todo): a una cosa que, desde cierto punto de vista, estaba ya completa (las gentes comieron hasta saciarse) se le viene a añadir otra cosa, completa de nuevo en sí misma, como sugiere también la cifra 12, tradicional.
Reacción de la Gente
El relato del signo de los panes no termina con la indicación sobre las sobras. Como en los otros dos signos de Cana y del episodio de Jesús en el templo, el narrador señala la reacción de los testigos: allí interpretan el signo, aquí -caso único en Jn en un relato de milagro- el taumaturgo es aclamado por la gente. Al proclamar que Jesús es el profeta, la gente reconoce en él no solamente a un profeta, sino al personaje prometido por Dios que sería semejante a Moisés; su carácter escatológico se subraya además con el giro joánico: «que ha de venir al mundo».
En los siglos I y II algunos caudillos revolucionarios, como Teudas o el Egipcio pretendían ser el profeta esperado. Jesús les habló del Reino de Dios y sanó a los que tenían necesidad de ser curados. Cuando ya se hacía tarde se acercaron los Doce y le dijeron: «¡Despide a la gente para que vayan a descansar y a buscar comida en las aldeas y caseríos cercanos, porque aquí estamos en un lugar solitario!». Pero Jesús les dijo: «¡Ustedes tienen que darles de comer!». Ellos replicaron: «No tenemos más que cinco panes y dos pescados, a no ser que vayamos nosotros mismos a comprar alimentos para toda esta gente». Eran como unos cinco mil hombres. Jesús, entonces, les dijo a sus discípulos: «¡Que se sienten en grupos de unas cincuenta personas!». Ellos obedecieron y los hicieron sentar a todos. Jesús tomó los cinco panes y los dos peces, levantó la vista al cielo y pronunció sobre ellos la oración de acción de gracias, partió los panes y los fue dando a los discípulos para que los repartieran a la gente.
El Significado Profundo
El centro de la liturgia es el Evangelio. La multitud está tan entusiasmada con la predicación de Jesús que hasta se olvida de comer. Los discípulos, preocupados, aconsejan al Señor que despida a la gente. Pero Él no lo quiere así e incluso les dice a ellos que les den de comer. ¿Pero cómo? Jesús toma los panes y los peces, y delante de todos, los presenta al Padre: lo bendice y le da gracias. Es la oración que todo judío recita antes de comer. Sin embargo, es singular dar gracias al Padre en esta circunstancia. Luego Jesús parte el pan, lo da a los discípulos para que lo distribuyan a todos.
Normalmente, cuando se hace referencia a esta página del Evangelio se habla de la «multiplicación de los panes». Pero en los evangelistas esa palabra no aparece. Hay en cambio otra que invita a reflexionar: «Jesús partió el pan». Partir el pan es el acto de compartir lo que se tiene, de donarlo y hacerlo partícipe a los hermanos: es un gesto enorme de comunión y solidaridad, una nueva forma de relacionarse con los demás y, al mismo tiempo, de replantear la relación entre uno mismo y las cosas.
El evangelista señala que sobraron «doce canastos» (cf. Lc 9,17). El número es elocuente: un canasto por cada tribu de Israel, un canasto por cada mes del año. El pan es para todos y en abundancia. «Los que buscan al Señor - y confían en Él - no carecen de nada» (cf. La carta a los Corintios recuerda la institución de la Eucaristía: «El Señor Jesús, en la noche en que iba a ser entregado, tomó un pan, pronunció la acción de gracias, lo partió y dijo: “Esto es mi cuerpo, que entrego por ustedes. ¡Hagan esto en memoria mía!”. Después de cenar hizo lo mismo con la copa, diciendo: “Esta copa es la nueva alianza sellada con mi sangre. Cada vez que la beban, ¡háganlo en memoria mía!”. ―Ni con el salario de ocho meses podríamos comprar suficiente pan para darle un pedazo a cada uno -respondió Felipe». Imagina una tarde cálida junto a una colina, donde una multitud se reúne porque quiere escuchar más de Jesús. Tanto se enfocan en Él que ni siquiera se dan cuenta de que están lejos de casa, sin comida y con el estómago vacío.
Es una historia que nos muestra algo muy importante: lo poco que tenemos puede ser mucho cuando lo entregamos en las manos de Jesús. Cuando Jesús vio a la multitud, les dijo a sus discípulos: «¿De dónde compraremos pan para que coman todos?». Una pregunta que los dejó perplejos. ¿Cuántas veces miramos lo que tenemos y pensamos que es insuficiente? Pero aquí hay algo crucial: Jesús no se fija en lo que falta; Él ve lo que tenemos y lo transforma. No tengas miedo de lo que parece pequeño o insuficiente en tus manos. Reconocer nuestras limitaciones no es el final, es el inicio.
En medio de la multitud, aparece un niño. No tenía mucho, solo cinco panes y dos peces, pero los puso en manos de Jesús. Jesús no está buscando a los más grandes o a los más fuertes. Está buscando a quienes estén dispuestos a compartir lo que tienen, sin importar cuánto sea. A veces, lo más grande que podemos hacer es dar un paso atrás y dejar que otros participen. Jesús tomó esos panes y peces, dio gracias y los repartió. La comida no solo alcanzó para todos, ¡sobró! Doce canastas llenas. ¿Te imaginas? Esto nos enseña algo importante: cuando compartimos lo que recibimos, no nos quedamos sin nada. Al contrario, Dios nos da más para seguir dando.
Dios multiplica lo que ofrecemos, pero también nos llama a ser responsables con sus bendiciones. Esta historia nos deja un mensaje claro: lo que parece pequeño en nuestras manos puede ser grande en las de Jesús. Hoy, Jesús nos invita a confiar en Él, a entregar lo que tenemos con generosidad y fe. No importa cuánto sea, porque Él lo multiplicará. Tu donación, tu esfuerzo, tu tiempo, todo tiene valor cuando lo pones al servicio de Dios.
Lecciones Clave:
- Entrega Total: Ofrecer todo a Jesús sin reservas.
- Confianza: Creer en el poder de Jesús para transformar lo poco en mucho.
- Compartir: Estar dispuesto a dar lo que tenemos, sin importar cuán pequeño parezca.
Este milagro no solo alimentó a una multitud, sino que también demostró el poder de la fe y la importancia de compartir. Nos enseña que, con Jesús, lo imposible se vuelve posible.
El milagro de la multiplicación de los panes
Tabla Resumen del Milagro:
| Elemento | Cantidad Inicial | Resultado |
|---|---|---|
| Panes | 5 | Suficiente para 5000+ personas |
| Peces | 2 | Suficiente para 5000+ personas |
| Sobras | 0 | 12 canastos llenos |