Conejo Guisado Receta Tradicional: Un Clásico Reconfortante

Ya sabemos de las bondades de la carne de conejo y de sus excelentes características nutricionales, que aconsejan comer más a menudo esta carne blanca y tierna, casi libre de grasa y con un sabor estupendo. Hoy quiero recomendaros una receta tradicional de conejo guisado con tomate, un plato clásico que conquistará a todos en casa. Es un plato básico, de esos de abuela, de los que piden pan para la salsa y de los que se comen con alegría, rebañando los huesos y disfrutando con la experiencia. Preparadlo en casa y veréis cómo lo celebran grandes y pequeños.

Aunque lo disfrutemos mucho en la clásica receta de conejo al ajillo, también vamos a quedar encantados con este conejo preparado a fuego lento y listo en poco más de 30 minutos. Hacedme caso que este no se os va a olvidar nunca. El conejo guisado es un plato clásico que combina la ternura de la carne con una salsa rica y sabrosa.

Conejo guisado La Cocina de la Abuela

Ingredientes para 6 personas

  • 1 conejo de 1,5 Kg ya troceado
  • 1 cabeza de ajo (8-10 dientes de ajo)
  • 200 ml de vino blanco
  • 150 ml de aceite de oliva virgen extra
  • Un ramillete de tomillo fresco (opcional)
  • 5 g de sal fina (o al gusto de cada casa)
  • 2 g de pimienta negra recién molida (opcional)
  • Para la guarnición: 4 patatas medianas, aceite de oliva virgen extra (para la fritura)
  • 5 g de sal

Preparación paso a paso

  1. Comenzamos por aderezar el conejo con sal y pimienta, y lo dejamos reposando hasta que lo cocinemos.
  2. Pelamos los dientes de ajo, unos 8-10 suelen traer las cabezas. Para que suelten más sabor vamos a estallarlos ligeramente. Bastará con presionar sobre el diente de ajo con el cuchillo, hasta que oímos que se rompe.
  3. En una cazuela ancha y plana, vertemos una lámina de aceite de oliva virgen extra y calentamos a fuego medio. En cuanto coja temperatura, añadimos los ajos y bajamos a fuego bajo (nivel 4 de 10). Tenemos que controlarlos y que en ningún momento lleguen a quemarse.
  4. Subimos ahora el fuego y en cuanto el aceite esté caliente comenzamos a freír el conejo vuelta y vuelta. Cocinamos hasta que vemos que están bien doraditos los trozos de carne.
  5. Vertemos ahora el vino y dejamos que cueza para que se vaya evaporando el alcohol.
  6. Incorporamos de nuevo los dientes de ajo que teníamos reservamos y opcionalmente podemos añadir alguna hierba fresca aromática. Tapamos y cocinamos a fuego medio durante 20 minutos. En ese tiempo la salsa se irá espesando y adquiriendo una textura ligeramente cremosa. A mitad de cocción podemos darle la vuelta a alguna pieza de carne que sobresalga de la salsa.

Preparación alternativa

  1. Comenzamos friendo bien las tajadas de conejo para que tomen buen color. Para ellos las ponemos en una cacerola con cuatro cucharadas de aceite de oliva y un diente de ajo fileteado. Cuando se doran, reservamos las piezas en un bol.
  2. En la misma cacerola donde hemos frito el conejo, ponemos una cebolla muy bien picada en brunoise y añadimos seguidamente el pimiento verde también muy picado.
  3. Agregamos la salsa de tomate frito y dejamos que todo se sofría un par de minutos.
  4. Añadimos las tajadas de conejo, el caldo y el vino, dejando que el guiso se vaya haciendo a fuego lento. Para evitar salpicaduras, ponemos la tapa a la cacerola, removiendo de vez en cuando para que no se agarre.

Otra forma de preparación

  1. Salpimentamos el conejo.
  2. Lo salpimentamos y lo pasamos por la sartén a fuego fuerte para sellar la carne.
  3. En esa misma sartén, hacemos un buen sofrito con cebolla, ajo y pimientos.
  4. Incorporamos una cucharada de pimentón de la Vera, una cucharadita de pimiento choricero y un poco de tomate frito.
  5. Volvemos a incorporar el conejo, cubrimos de caldo de pollo y dejamos cocinar unos 35 minutos hasta que el conejo esté tierno.

Consejos y recomendaciones

Como casi todos los guisos, también el conejo guisado con tomate mejora si se prepara de un día para otro, y se come cuando los sabores están más asentados. Para acompañar este conejo guisado con tomate es imprescindible preparar unas patatas fritas en cuadraditos como guarnición. También os sugiero que contéis con un buen pan para la salsa y un vino que os guste. Para este plato tradicional en las dos Castillas, os recomiendo un tinto joven o con algo de crianza.

Para mi es una receta que tiene dos guarniciones clave y son las patatas fritas o el arroz blanco, con cualquier de las dos das en el clavo. Es una carne de caza que a día de hoy podemos comprar perfectamente en el supermercado pero se diferencia mucho los conejos de caza y los conejos de granja.

En ocasiones nos encontramos con recetas de carne como esta de mi abuela, en los que con pocos ingredientes y una mínima preparación, conseguimos un sabor inolvidable. El sabor del ajo está muy presente en la receta pero de una manera elegante, sin resultar excesivo. Os encante o no el ajo, es una receta que seguro incorporaréis a la lista de vuestras “preferidas”.

El conejo es una carne blanca con poca grasa, adecuada para dietas bajas en calorías. Eso sí, al tener muy poca grasa, puede resultar una carne algo seca por lo que os recomiendo siempre cocinarlo con alguna salsa o guarnición que le aporte jugosidad al plato. En el blog podéis encontrar alguna otra receta de bastante éxito, similar a esta, el conejo al ajo cabañil.

Para esta receta, necesitaremos tenerlo trocearlo, así que pedidle al carnicero/a que os lo corte para freír y guisar. En la cocina española el ajo es omnipresente, hasta tal punto que se ha dicho que es un embajador de nuestra gastronomía en el mundo. Cuando vayáis a comprarlos escoged ajos bien secos exteriormente, con las cabezas firmes, compactas y sin brotes verdes.

Pontevedresa y larpeira hasta la médula, soy una fiel seguidora de lo que en nuestra casa llamamos la regla de las tres “C”: cocinar, comer y compartir. Lo que más me gusta en el mundo es comerme un bocata en la playa mirando al mar con una cerveza bien fresquita. Soy la autora junto a mi pareja de la web de recetas El cocinero casero, un proyecto familiar que nació como hobby de fin de semana pero que poco a poco y casi sin darnos cuenta se ha convertido en el epicentro de nuestras vidas.

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