Palomitas de Maíz y Música Electrónica: Un Viaje Sonoro Inesperado

Imagina una película de bajo presupuesto que abarque todo el género disco. Música tan obviamente emocional, que inexplicablemente se vuelve afectiva. Así es el Italo y su magia que estira las fibras del corazón. Pero, ¿qué tiene que ver todo esto con las palomitas de maíz? Acompáñanos en este viaje sónico.

El Nacimiento del Italo Disco

Lo más importante que debes entender del Italo es que realmente no existe una forma de definirlo y ciertamente tampoco existía en la época en que se producía. De hecho, la música que ahora reconocemos como italo no recibió ese nombre hasta mediados de 1980 por el sello alemán ZYX. Es un movimiento sin un punto de partida ni un final. La mayoría de la gente que escuchaba italo disco en Italia simplemente lo consideraba pop de los 80.

La historia, que por supuesto ha sido falsamente construida por los annales de la historia musical, comienza con la muerte del disco en EEUU. El género dominó los 70, pero en su despertar inspiró un fuerte odio in mencionable, en su mayoría en la parte central de América. Esto provocó el declive en las ventas de música disco y el infame Disco Demolition, un intento fallido de explotar cajas de acetatos de música disco tras un juego de baseball de los Medias Blancas de Chicago.

A pesar de ello, el brillo de la bola de espejos aún tenía seguidores europeos, quienes pedían más de las naciones que le estaban dando la espalda. El declive de producciones originales y el costo de importación de los discos que se volvían cada vez más raros, guió al nacimiento de una nueva industria, principalmente en Italia.

Disco Demolition Night en Chicago, un evento que marcó el declive del disco en Estados Unidos.

Dos Categorías del Italo Disco

A partir de aquí el italo se divide en dos perceptibles, pero igualmente importantes, categorías. Debe reconocerse que había tracks hechos por músicos del disco OG, compositores y productores con increíble equipo y años de experiencia, quienes mezclaron nuevos y sintéticos sonidos espaciales en el brillante glamour. Aún así, había tracks hechos con las mismas intenciones, por productores que no tenían el equipo ni la experiencia.

Si hay algo en el italo que ha gustado durante años es precisamente esto último. Coros de clichés románticos cantados con un pésimo acento inglés, sobre sintetizadores ARP y líneas de bajo ambulantes. El italo no es particularmente un género con artistas reconocidos. Es más una constante corriente de obscuros one-hit wonders que emergieron durante un rápido diluvio de producciones de oportunistas y soñadores electrónicos.

Giorgio Moroder: Un Pionero Crucial

Está bien, Giorgio no es necesariamente un artista de italo disco en un sentido real, pero es un punto de salto crucial para el género. Su influencia tiene realmente menos que ver con él siendo italiano y más con el hecho de ser un pionero de la música electrónica. Moroder representa el momento en que los ligeros estampados del disco comenzaron a transformarse en espacios más sintéticos.

Es una observación sobre el desarrollo musical tan obvia como Noel Gallagher diciendo que Oasis fue influenciado por los Beatles, pero «I Feel Love» de Donna Summer fue la producción que generó una nueva plantilla.

Giorgio Moroder, influyente pionero de la música electrónica.

Artistas y Sellos Influyentes

Klein & MBO se componía de un italiano (Mario Boncaldo) y un estadounidense (Tony Carrasco), que es el matrimonio geográfico italo por sí mismo. Kano fue otro de los grupos originales que llevaron el italo al mundo y fue uno de los primeros en disfrutar su éxito internacional, con muchos de sus sencillos aterrizando en los EU. También publicaron álbumes que, por las prisas, fueron producidos de forma muy económica en el extraño mundo del italo.

Estas tres representan una importante parte del italo: la estrella pop. Sin embargo, las vocalistas femeninas no eran estrellas al nivel de las divas de la era original de la música disco. Nombres como Valerie Dore en ocasiones eran sólo proyectos, puestos juntos por productores que usaban las identidades de las estrellas como un meta-vehículo para el track.

Desde una perspectiva internacional ZYX era probablemente el sello más importante. No sólo el sello alemán acuñó el término italo, también fue responsable de las compilaciones más importantes con lo mejor del italo-disco. Como suele ser el caso, se necesita de alguien de afuera para darse cuenta de un fenómeno insular y es justo decir que esa fue la contribución más importante de ZYX.

Liderado por el megalómano, poco fiable pero despiadadamente ambicioso Jacques Petrus, Goody Music era uno de los pocos sellos nativos de Italia que verdaderamente generó grandes artistas internacionales. «I’m a Man» de Macho, es un ejemplo particularmente notable, siendo la primera grabación hecha enteramente por músicos italianos que se convertiría en un éxito mundial, destruyendo los charts desde América, pasando por Japón, hasta Brasil.

Power, otro sello italiano, recibe una mención por la publicación de algunos temas de italo realmente candentes. Básicamente el clásico tema italo. Publicado en 1982, lo suficientemente después de que las drum machines llegaran a la música disco, pero no demasiado entrados en los 80, donde todo se trataba de techno, techno, techno.

El Legado del Italo Disco

La migración más directa del sonido fue dentro de Paradise Garage en Nueva York, donde el italo proporcionó una yuxtaposición electrónica entre los mixes más suaves de Levan. Aún así los tracks de batería encontraron su camino hacía el house de Chicago y los sintetizadores y los temas de la era espacial en el techno de Detroit.

Después en el Reino Unido, New Order, Pet Shop Boys y eventualmente el acid house (conscientemente o no) fueron elaborados de los mismos grasosos fundamentos. Escuchen «Cybernetic Love» de Casco de nuevo y ahora consideren todo lo que Daft Punk ha hecho.

Para el mismo género, las cosas se volvieron más profundas. Tras desarrollarse en Chicago, la inspiración comenzó a irse al otro lado y el italo-house había nacido. Enfocados en producciones lideradas por el piano y coros eufóricos. Básicamente «Ride On Time» de Black Box.

El italo es tan popular hoy como siempre lo ha sido, con fiestas nocturnas dedicadas a este género emergiendo al este de Londres y DJs como Bicep tocando exclusivamente italo-disco y house en sus sets, como lo hizo en Glastonbury. Eso está bien, pero no debemos ni por un segundo comenzar a pensar que el italo es un movimiento kitsch, una curiosa esquina cultural para nosotros para movernos irónicamente tras unos tragos.

Gershon Kingsley y el "Popcorn"

Gershon Kingsley , autor de una de las canciones más conocidas del mundo, el pegadizo «Popcorn» , falleció el pasado domingo 15 de diciembre en Nueva York a los 97 años.

El tema, conocido como «Palomitas de maíz» en nuestro país, está considerado el primer hit de la historia de la música electrónica. Nació en la ciudad alemana de Bochum en 1922, pero se crió en Berlín.

Fue el primero en dar un concierto con sintetizador Moog , y en 1966 debutó en el mercado discográfico grabando junto a Jean-Jacques Perry el influyente álbum «The In Sound From Way Out» (1966) que incluye la canción de Disney «Baroque Hoedown».

En 1967 el dúo publicó el disco «Kaleidoscopic Vibrations: Electronic Pop Music from Way Out», y en 1969 Kingsley arrancó su carrera en solitario con «Music to Moog By», que contenía versiones de los Beatles, Beethoven o Simon and Garfunkel, pero también composiciones propias como el famoso «Popcorn».

Tras alcanzar el éxito y la popularidad internacional volvió a Alemania, donde trabajó en Múnich como compositor de música para publicidad y películas como «Sam's Song», «The Dreamer (Ha-Timhoni)», «Silent Night», «Bloody Night» o «Sugar Cookies». Su actividad discográfica empezó a decaer a finales de los ochenta, y en 2003 regresó con «First Moog Quartet», al que siguieron sus últimos trabajos: «Voices from the Shadow» (2005) y «God is a Moog (2006)». También compuso música de cámara, y en 2008, estrenó la ópera «Raoul» en Bremen.

Portada del álbum "Music to Moog By" de Gershon Kingsley, que incluye el famoso "Popcorn".

Probablemente sea uno de los temas más conocidos de la historia de la fusión de música electrónica con pop. En 1967, se adelanta Pierre Henry, componiendo un tema Psyche Rock que mezcla electrónica, psicodelia y pop. Un tema que ha gozado de numerosas versiones y remezclas, y que incluso décadas más tarde fue la canción principal de la serie Futurama.

En esos años, Georges Kingsley y Jean Jacques Perrey empiezan a colaborar juntos, compartiendo una filosofía común con Henry. El acercamiento de la música electrónica al público menos acostumbrado a esta nueva corriente de producir música. Publican dos LPs, Kaleidoscopic Vibrations: Spotlight on the Moog y The In Sound From Way Out!.

Ambos siguen sus carreras en solitario, pero es Georges Kingsley, quien, en 1969, da el campanazo al incluir un tema titulado PopCorn en el ábum Music To Moog By, donde además se encontraban versiones de hits pop de esa época de The Beatles, y una pieza clásica de Beethoven.

En la actualidad es una de las canciones que más versiones ha tenido de la historia de la música pop(pular). Más de 350 versiones, repartidas por todo el globo terráqueo y adaptadas a cualquier clase de estilo musical.

Musica Electronica Clasica [Mix][HQ Audio]

El Legado de Robert Moog

La friolera de 210 años son los que un humanoide necesitaría para poder reproducir los sonidos creados por Robert Moog. Hasta el infinito y más allá de sonidos, unos 7 millones, sonido arriba, sonido abajo. El 21 de agosto de 2005 falleció Bob Moog, dejando un legado inmenso en la experimentación sonora con la electrónica. El sintetizador popularizado por él, es, sin ninguna duda, el arma musical que llenó los pentagramas de futurismo y modernidad. La masificación de su uso marcó uno de los grandes momentos bisagra en la historia de la música.

Robert Moog, el innovador detrás del sintetizador Moog.

Los Precursores

Pero antes de cyborgs, hubo prehistoria. El Telarmónio, de Thaddeus Cahill, terminado en 1906, es comúnmente considerado como el primer invento musical electromecánico. De 7 toneladas, 18 metros de largo y al módico precio de 200.000 dólares. Parece que no tuvo mucho tirón, ya que solo fueron tres los que se construyeron. Posteriormente aterrizaron el Audion Piano, El Ondes Martenot, el Trautonium o el Theremin. Aunque suenen a jardín botánico, son solamente algunos de los artilugios creados bajo esta ola.

El Theremin y los Inicios de Moog

No fue el único que cayó en el encanto de este instrumento manos-libres, ya que Robert Moog, construyó uno cuando era un imberbe adolescente. Poco después, en 1954 y con tan solo 20 años de edad, fundó su primera empresa: R.A. Moog. Co. Con el lema Do it yourself por bandera, las piezas del theremin, con instrucciones adjuntas, eran enviadas al comprador por 50 dólares.

En aquella época tuvo lugar un encuentro crucial en el devenir de nuestro protagonista. El prestigioso pianista Raymond Scott, famoso por componer las melodias de Warner bros, mostró a Bob el electronium, un aparato que acababa de construir, capaz de producir melodías de forma aleatoria. Este hecho avivó la llama, ya de por si candente, de Mr.

El Moog Modular Shynthesizer

En 1964 presentó en sociedad el Moog Modular Shynthesizer, sintetizador que, aunque no fue el primero, presentaba algunas novedades interesantes. Pero el gran aporte, en el que la mayoría están de acuerdo, es la accesibilidad y popularidad que, gracias a Moog Music, adquirió el nuevo instrumento.

La compañía creció de manera espectacular en los primeros años, sobre todo por dos golpes de efecto. El primero, gracias a Wendy Carlos, autor del álbum Switched-On Bach, que tiene el honor de ser el punto de partida del uso de sintetizadores a modo de orquesta. El segundo golpe de efecto, de la mano de Gershon Kingsley, quien lo utilizó en directo antes que nadie. Además, fue él también quien compuso «Popcorn», primer hit popular de la nueva era del sintetizador.

El Minimoog Model D

Envalentonado por el éxito que estaban cosechando, la compañía lanzó más modelos al, cada vez más ávido, mercado de instrumentos electrónicos. De todos, el aparato que, para muchos es el definitivo, vio la luz en 1971. Con el Minimoog Model D, se resolvieron los problemas de tamaño y peso que presentaba el antecesor y fue fácilmente incorporado a las giras de los artistas. Desde ese momento, su sonido se coló en la mayoría de estudios y escenarios. Bandas sonoras, series, performances, etc.

Durante los 80’s en adelante, fue reenfocando su carrera a la enseñanza y a las conferencias, pero nunca cesó en su actividad de investigación y creación de nuevos instrumentos. Su idilio con el theremin siguió vivo durante 50 años, en los que nunca dejó de fabricarlos y promocionarlos. Gracias a esta labor, el instrumento que se toca sin tocarlo, está teniendo un resurgimiento importante en los últimos tiempos.

Influencia Duradera

Desde Kraftwerk y sus cimientos de la música electrónica hasta el jazz de Chick Corea. Keith Emerson, Pink Floyd, Funkadelic, Bob Marley, Beach Boys, Rolling Stones, The Beatles, Michael Jackson, Dr.

El gran compositor alemán de bandas sonoras Hans Zimmer, lo resume perfectamente: «En un momento determinado tuve que elegir entre el minimoog y comprarme un coche.

El Minimoog Model D, un sintetizador icónico que revolucionó la música electrónica.

Las Palomitas de Maíz: Más Allá de la Música

El olor a palomitas recién hechas ya nos transporta mentalmente a una sala de cine, y el sonido del pop que ametralla la cocina al hacerlas caseras invita a apagar las luces y echarse en el sofá para una buena sesión en casa. Pocos alimentos tenemos tan ligados a un acto tan concreto como las palomitas de maíz, el snack por excelencia, hogareño, familiar y colectivo.

Son tan populares, asequibles y versátiles, que la industria ha probado a colorearlas, endulzarlas y aromatizarlas con kétchup, queso, cacao o mostaza, incluso las ha incorporado a productos como chocolates, galletas y helados. Las usan chefs y reposteros en sus recetas, han protagonizado recetas virales en redes tiñéndose de verde matcha y hay versiones de extrusionados que las imitan en forma y sabor, con pobres resultados.

Las palomitas no nacieron, sin embargo, para ser devoradas en una sala de cine. Bien pensado, tiene poca lógica: hacen mucho ruido al manipular la bolsa y masticarlas, se caen, manchan los dedos y es imposible ignorar a alguien que las está comiendo cerca de ti.

Ya eran un snack muy popular cuando se instauraron en las salas, y las salvaron de una de mayores crisis que ha vivido la industria cinematográfica en Estados Unidos, la Gran Depresión.

Orígenes Antiguos

El camino que ha tenido que recorrer el maíz hasta convertirse en una deliciosa palomita ha sido largo, muy, muy largo. Sus peripecias arrancaron miles de años antes de la llegada de Colón a América, de donde, no olvidemos, Europa importó el que sería un grano fundamental para la alimentación occidental, totalmente desconocido hasta entonces.

El maíz (Zea mays) es una planta gramínea, también llamada familia de las poáceas, y pertenece a uno de los granos usados como alimento más antiguos de los que se tienen noticias. Su origen hay que situarlo en la región central del actual México, y se cree que surgió a través de la mezcla de plantas silvestres nativas como el teocintle o teosinte.

Se estima que fue cultivado por primera vez hace unos nueve mil o diez mil años, según investigaciones arqueológicas, comenzando un proceso largo de domesticación y extensión por todo el continente americano a través de distintas rutas comerciales. Igual que hoy el maíz se prepara y consume de mil maneras, ya entonces también se empleaban los granos en diferentes preparaciones con diversos usos, aunque fueran rudimentarios.

Los primeros españoles en tomar contacto con las culturas prehispánicas nos dejaron testimonio de los usos y costumbres que tenían los indígenas incorporando este maíz a usos ceremoniales y festivos.

Palomitas de maíz, un snack universal con una historia fascinante.

La Revolución Industrial y el Popcorn

Para llegar a la palomita de maíz tal y como la conocemos hoy harían falta muchos siglos de selección de cultivos y evolución, cuando el maíz se expandió ya por medio planeta. Cultivar y recolectar este grano no es precisamente una tarea sencilla para hacer a mano, pues es un vegetal muy duro, por lo que la verdadera revolución llegaría con el gran salto a la agricultura moderna, al incorporar maquinaria y nuevas técnicas derivadas de la Revolución Industrial.

Y marcó un antes y un después, particularmente, en la economía y el paisaje norteamericano. Así, la producción de semillas se fue especializando en variedades seleccionadas según el destino del cultivo deseado: maíz dulce para consumo, maíz para forraje y piensos, maíz para aceite, maíz para harinas y sémolas... y maíz para palomitas.

Ya teníamos un maíz ideal para explotar, solo faltaba perfeccionar la técnica. La gente las hacía estallar de cualquier manera directamente sobre el fuego, en sartenes de hierro o instrumentos similares con alguna tapa que evitara accidentes, y se hacía en cualquier sitio. De hecho, hasta mediados del siglo XIX no se estableció el término popcorn en Estados Unidos, vendiéndose los granos en algunas zonas como pearls or nonpareil.

La Era de la Máquina de Palomitas

Ese año apareció la primera patente de un dispositivo para hacer palomitas que incorporaba un asa que se mantenía fría, firmado por Frederick J. Myers, pero era poco práctico. Hubo alguien que le vio más tirón comercial a eso de hacer palomitas, Charles Cretors, inventor de una máquina relativamente ligera de peso, fácil de transportar y manipular, en la que se podían hacer palomitas al momento calentando aceite usando vapor.

El éxito fue casi inmediato y pronto se extendieron por todo el país los carritos, puestos y quioscos de palomitas, vendedores callejeros y ambulantes distribuidos en puntos estratégicos de cada ciudad y pueblo, especialmente populares en parques, ferias, mercadillos plazas y en eventos de ocio.

Por aquellos años surgieron las primeras marcas comerciales de palomitas, y se fueron sucediendo patentes de inventos que buscaban mejorar la elaboración y también ampliar la oferta, por ejemplo con palomitas dulces con melaza, o combinando cacahuetes y palomitas en un mismo producto.

Palomitas y el Cine

Se suele creer que las palomitas solo pudieron acceder a la sala de cine cuando la Gran Depresión obligó a los exhibidores a incrementar sus ingresos vendiendo comida y bebida, pero no es cierto. Sabemos que antes de 1922 ya incluso se ofertaban máquinas diseñadas específicamente para los cines; otro asunto es que el propietario quisiera "ensuciar" su espacio con restos de comida, ni molestar a los demás espectadores con el sonido crujiente que provoca su ingesta.

Salvo excepciones, las salas primitivas eran espacios muy populares con todo tipo de públicos, familias, parejas, niños, ancianos, inmigrantes trabajadores que no hablaban inglés, etc. A nadie le importaba pisar restos de palomitas o que se oyera el crujido del vecino de al lado masticar.

Sí es cierto que la crisis económica que sumió al país tras el crack del 29 puso en un aprieto a la aún primitiva industria, y los cines tuvieron que reinventarse por primera vez -no sería la única- para seguir atrayendo al público. La sociedad americana deseaba olvidarse del gris panorama político, económico y social, y buscaba el ocio como fuera.

Ir al cine a comer palomitas y beber refrescos se convirtió en el plan perfecto, barato y accesible para todos. Las salas vivieron su primera gran edad dorada, una con fuerte olor a palomitas, gracias a que muchas alquilaron sus vestíbulos a vendedores de este ya popular, y muy económico, snack.

Poco a poco los exhibidores terminaron por instalar sus propias tiendas y espacios de venta de palomitas recién hechas, refrescos y otros aperitivos, convirtiendo este extra en un negocio a veces más lucrativo que la propia entrada de cine.

Aunque ya han quedado ligadas para siempre a las salas de cine, la historia de las palomitas no se detuvo con su conquista del séptimo arte. Porque la televisión irrumpió con fuerza a mediados de siglo, no solo robando espectadores al cine, también a otras actividades de ocio.

Ahora el estadounidense medio se quedaba en casa, pero seguía ansiando picotear algo mientras la familia se reunía en torno a la pequeña pantalla. Las primeras marcas, anteriores a esa época, se preparaban en una sartén o plancha sobre el fuego, o directamente sobre brasas, pero la expansión del microondas por los hogares permitió facilitar aún más su preparación al consumidor.

Las Palomitas Hoy

En la actualidad, las palomitas siguen en su trono mundial, mirando por encima a las modas pasajeras de snacks que vienen y van. La oferta de comida y bebida en los cines se ha ampliado hasta límites que traspasan lo razonable (hamburguesas, nachos y perritos calientes, ¿por qué?), pero siempre hay cola para las palomitas. Se venden también en otros espacios de ocio e incluso se comercializan ya listas para comer, con diferentes sabores más o menos innovadores, buscando la exclusividad.

El día de las palomitas de maíz se celebra cada 19 de enero. Y es que ese día en 1893 un inventor estadounidense llamado Charles Cretors creó la primera máquina comercial de palomitas de maíz.

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Charles Cretors y su máquina de palomitas.

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