Hacer una pizza casera, preparando nuestra propia masa desde cero, es un placer incomparable. Sin embargo, las pizzas precocinadas nos salvan de más de un apuro.
Claro que siempre podemos dar un paso más allá y no limitarnos a encender el horno, abrir el cartón y quitar el plástico. Mejorar una pizza congelada no es complicado y podemos hacerlo de muchas maneras, incluso improvisando un poco sobre la marcha.
Partiendo de que escogemos una pizza ultracongelada de calidad, o al menos que sepamos que nos gusta o que va a ser tolerable, siempre se le puede dar un toque personal, según todo lo que queramos complicarnos. Con añadir un par de cosas ya podemos lograr una mejora notable, creando nuestra propia pizza al gusto.
Si eres amante de las pizzas, pero tienes poco tiempo para hacerlas de forma casera y tampoco quieres abusar de las que se piden a domicilio, otra opción es tirar de las típicas pizzas congeladas que puedes comprar en los supermercados.
Y aunque no pueden quedar realmente como si se hubieran hecho al horno de piedra, existen formas de mejorarlas y hacerlas un poco más especiales.
¡40 Trucos que los Pizzeros NO quieren que sepas!
Consejos para mejorar tu pizza congelada
1. La calidad de la pizza congelada
Este primer consejo parece innecesario, ya que partimos de pizzas ultracongeladas, pero suelen ser de ínfima calidad. No son basura incomestible -aunque hay marcas que rozan el límite-, pero suelen ser de ínfima calidad.
Una especie de masa demasiado esponjosa, ingredientes de calidad ínfima, un horneado muy pobre, regustos raros...
Pecaré de exagerada, pero al leer sobre este truco sobre cómo aprovechar mejor la pizza congelada en casa también he sentido vergüenza, como confiesa la autora Allie Chanthorn Reinmann. Es tan simple, tan obvio, que resulta casi insultante.
Sí, en casa se compra y se consume ocasionalmente pizza ultracongelada. De las precocinadas refrigeradas solemos huir, pero no se nos caen los anillos por admitir que hay marcas que tienen pizzas bien ricas que sacan de más de un apuro.
2. El queso: Un ingrediente clave
El queso de las pizzas precocinadas suele dejar mucho que desear. Realmente casi cualquier queso es apto para hornear la pizza, y por supuesto serán mejores los que ralles al momento.
Evita los falsos quesos tipo "producto especial gratinar/pizza" y prioriza los de calidad que fundan bien y resistan altas temperaturas, como un semicurado o curado, emmental, gruyére, tetilla o San Simón da Costa, provolone, cheddar, havarti, algún azul...
3. Añade ingredientes extra
Hay ocasiones en las que una pizza de supermercado peca por defecto. Ahorran en costes y se quedan cortos en las cantidades de ingredientes. Los más típicos son el jamón cocido o asado, beicon, pollo, gambas, piña, pepperoni, atún, hortalizas y verduras...
Si la masa es pobre, además, son los ingredientes que la coronan los que tendrán todo el protagonismo. Sin necesidad de complicarte mucho, puedes personalizar la pizza con uno o dos ingredientes extra que le den otra personalidad al producto.
Más allá de los toppings más clásicos y mediterráneos, juega con sabores y aromas más exóticos que nos llevan a Asia para experimentar un poco y ganar en sabor. Kimchi, mayonesa japonesa, salsa de soja o teriyaki, chile o guindilla fresca o en copos, aros de cebolleta, katsuobushi, aceite de sésamo, shichimi togarashi, algas, jengibre fresco o encurtido, cilantro fresco, brotes de soja, salsa tailandesa...
4. El toque final: Aceites, vinagretas y especias
Casi todo en esta vida mejora con un chorretón de buen aceite de oliva virgen extra antes de servir. Usa el mejor que tengas o una variedad bien aromática, en crudo, o utiliza algún aceite aromatizado, por ejemplo con hierbas, guindilla, ajo o pieles cítricas.
También puedes hacer el aceite de hierbas al momento triturándolo con un puñadito de albahaca, orégano, cilantro, perejil, romero, tomillo... o usar sobras de salsa pesto.
Las vinagretas y otros aliños de ensalada también le pueden ir muy bien, alguna salsa picante como el mojo canario, la sriracha o la harissa, unas gotas de Tabasco, algo de chimichurri...
También para añadir ya al salir del horno, para evitar que se quemen, agrega pimienta negra recién molida, un poco de pimentón dulce o picante, algo más exótico como el zataar o el ras el hanout, un poco de ajo en polvo, comino molido, etc.
5. Quesos frescos: Un añadido tardío
Los quesos frescos italianos por excelencia no deberían añadirse demasiado pronto en su forma más pura, y menos con una pizza precongelada. Si has comprado mozzarella o burrata auténticas, con DOP certificado, no querrás que se quemen en el horno.
Cuela bien el suero y desmenuza el queso elegido directamente a mano justo al salir del horno, o cuando quede poco de cocción, para darle un punto de sabor y presencia muy especial a tu pizza congelada.
Otro ingrediente típico que tampoco hay que añadir antes de hornear; las hierbas frescas se chamuscan con una velocidad pasmosa. Ojo, también las hierbas secas se queman fácilmente.
6. Hornea con inteligencia
No hagas caso de las instrucciones del paquete y utiliza, si tienes, una piedra de hornear, o bien una plancha tipo celsius o cualquier utensilio especial de horno para masas de pan y pizza.
Aprovecha el potencial de tu horno dándole más temperatura que la indicada por la caja, precalentándolo bien todo el tiempo que necesite antes -y haciendo lo propio con la piedra de hornear o plancha, si usas-.
En primer lugar, debemos poner la temperatura máxima de nuestro horno, ya que normalmente estos productos se cocinan a 400 grados centígrados. En nuestros hogares no se puede conseguir esas temperaturas.
La idea la compartió un usuario de Reddit, quien recomienda calentar el horno al máximo, poner la pizza en una sartén y “cocinarla” durante 5 a 8 minutos o hasta que la corteza se ponga crujiente y el queso burbujee.
Su teoría es que los restaurantes y locales de pizza suelen cocinarlas a una temperatura muy alta -"se hornean en hornos de piedra que llegan hasta los 450ºC o más"- y esta técnica podría emular y producir el mismo resultado.
Para lograr la mejor cocción posible, se recomienda hornear la pizza a una temperatura más alta de la que indican algunas instrucciones del paquete.
7. El truco del pizzero italiano
Un maestro pizzero italiano, comparte un consejo esencial para mejorar la textura y el sabor de cualquier pizza congelada.
Cuando la pizza congelada va directamente del congelador al horno, el calor exterior puede hacer que la parte superior se cocine más rápido que la base, lo que puede resultar en una corteza desigual, seca o incluso quemada.
Sin embargo, al permitir que la pizza repose unos minutos fuera del congelador antes de cocinarla, se logra un calentamiento más uniforme y una textura mucho más crujiente y apetecible.
El proceso es sencillo, saca la pizza del congelador antes de encender el horno y déjala reposar en la encimera mientras el horno se precalienta. Este tiempo de espera, que suele ser de unos 10 a 15 minutos, es suficiente para que la masa se relaje un poco y la humedad interna se distribuya de manera uniforme.
Esto evita que la pizza se queme por fuera antes de cocinarse completamente por dentro.
8. Corta la pizza antes de hornearla
Y el truco que a partir de ahora vamos a poner en práctica muy a menudo consiste, simplemente, en cortarla antes de cocinarla.
Porque el problema de las pizzas congeladas es que a menudo son demasiado grandes para una sola persona o una pareja que solo quiere un bocado en la cena con una ensalada. ¿Solución? Cortarla aún congelada. Así de simple.
Puedes sacarla de su envoltorio, cortar la porción que necesites y guardar el resto de nuevo buen envuelto en el congelador.
También es un recurso estupendo si tienes el congelador a tope y no te entra una pizza grande en todas sus dimensiones; también para esas ofertas frecuentes de 2x1 que acaparan todo el espacio o pizzas XXL que no entran en tu nevera modesta.
Con unas buenas tijeras de cocina o cuchillo no hay ninguna dificultad en recortar las pizzas ultracongeladas al gusto; si estuviera demasiado dura, solo tienes que esperar 5-10 minutos a que se atempere un poco, antes de empezar a descongelarse.
9. Ingredientes frescos después del horneado
Por lo general, la salsa de las pizzas suele ser muy dulce para mejorar su conservación, podemos equilibrar su sabor, si añadimos y espolvoreamos ajo en polvo.
Al sacarla del horno, podemos añadirle más productos frescos y aprovechar el calor de la pizza para potenciar su sabor. Es aquí cuando le podemos añadir productos como el orégano o la albahaca.
Ahora únicamente te queda esperar que se enfríe un poco para poder disfrutar de este alimento.
10. Trucos adicionales para una masa perfecta
Pues lo cierto es que hay un truco que puedes poner en práctica para que la masa de la pizza te quede en el horno de casa muy similar a la que te sirven en las pizzerías, ya sea una masa casera o comprada.
En primer lugar, has de pinchar la masa con un tenedor para que el calor se distribuya de forma uniforme. Verás que la masa adquirirá un aspecto aireado, con esas burbujas tan características de las pizzas italianas.
Gracias a este método, también conseguirás que el punto de cocción de la masa sea el idóneo, pues si la metes al horno directamente con los ingredientes, puede ocurrir que los ingredientes se quemen y la masa quede cruda.
Si no consigues que la base de la pizza quede crujiente, podría ser culpa del papel de hornear.
Para solucionarlo, puedes optar por poner la pizza directamente sobre la rejilla del horno.
11. Masa casera: Una alternativa deliciosa
De acuerdo, exige algo más de trabajo e inversión que simplemente mejorar una pizza completa, pero no hay que descartar esta opción. Hay masas precocinadas más que decentes en el mercado, y son muchas las panaderías y hornos artesanales que también las ofrecen.
En crudo o precocida -mejor la primera opción-, solo tendrás que añadir la base y los demás ingredientes a tu gusto.
12. Congelar la masa casera: Para tener siempre a mano
Si tienes una cena al día siguiente y crees que no tendrás tiempo de hacer la pizza por trabajo o cualquier otro motivo, puedes hacer la masa y conservarla en la nevera.
Es una opción perfecta para comer pizza casera de un día para otro u horas más tarde de elaborar la masa.
También se puede congelar la pizza cocida o fresca para conservar en buen estado la masa casera y que dure más tiempo, por lo que esta opción te permitirá consumirla más tarde que en la nevera.
Por lo tanto, es una buena idea optar por hacer una gran cantidad de masa para guardar varios trozos y utilizarlos para hacer pizzas caseras o recetas similares, como la focaccia.
Respecto a congelar la pizza preparada con todos los ingredientes y ya cocinada o en crudo, también se puede, pero habrá que tener en cuenta el estado y la duración en el congelador del resto de ingredientes y no solo de la masa.
Una opción más saludable y muy interesante en dietas es la masa de pizza de coliflor. Tiene menos calorías y te permitirá satisfacer el deseo de comer pizza. Además, también se puede congelar la masa de pizza de coliflor: tras hornearla, envuélvela con un film para congelar y guárdala en el congelador.
Si no puedes guardarla bien colocada fácilmente y se deforma pero quieres guardarla ya estirada, te recomendamos colocarla ya envuelta en film sobre un plato y guardarla así en el congelador.
¿Sabías que se puede congelar la masa de pizza sin estirar? Se trata de uno de los métodos a través de los cuales puedes conservarla en buen estado y por bastante tiempo.
Deja que la masa fermente y, tras doblar su volumen, amásala poco a poco.
Otro método con el que puedes congelar las bases de pizza es estirándolas. Para conseguirlo, sigue estos pasos para congelar la base de pizza estirada:
- Deja que la masa fermente y doble el volumen.
- Amasa para desgasificarla y sepárla en distintas porciones del tamaño que te vaya a resultar más práctico.
- Estira cada porción con la ayuda de un rodillo.
- Separa las porciones con láminas de papel de hornear engrasadas con aceite de oliva.
- Envuelve las porciones juntas con papel film.
- Guárdalas en el congelador.
A diferencia del método sin estirar, en este caso necesitarás un congelador grande o con el hueco suficiente como para meter las porciones de masa así, pues ocupan más espacio.
El tercer método para congelar masas de pizza es enrollándolas. Es un procedimiento intermedio respecto a los dos anteriores porque permite ahorrar espacio en el congelador y tiempo de descongelación.
Para aprovechar al máximo la calidad de una masa de pizza hecha en casa, la puedes congelar durante un periodo de 3 o 4 semanas. Es el tiempo ideal para consumirla sin perder el sabor y la textura, pero también puedes comerla más tarde.
A diferencia de las pizzas industriales, que se conservan durante más tiempo en el congelador, las caseras se mantienen bien en este intervalo. También se pueden conservar durante más semanas, pero el sabor se resiente.
Para descongelar la masa de pizza enrollada, es suficiente con retirarla del congelador y ponerla en la encimera de la cocina durante 30 minutos. Transcurrido este tiempo, podrás estirarla sin temor a que se rompa.
Divide la masa en función de las pizzas que quieras hacer en las próximas semanas y, así, cada porción será una pizza.
Para que los bordes de la masa estén crujientes tras su cocción, prehornea la masa antes de congelarla, es decir, cuece parcialmente durante 10 minutos las porciones en el horno y luego, al enfriarse de nuevo, congélalas.
13. Organiza una fiesta de pizza
Organizas fiesta en casa para ver una peli o el futbol con los amigos, y toca pizza. Lo importante es tenerlo todo organizado.
Ahora, lo que hago, es poner todos los ingredientes posibles en boles, así los amigos nos ayudan a elegir de que va a ser cada pizza. Nunca puede faltar tomate frito y mozzarella, además puedes poner otros tipos de quesos, y en los boles poned: atún, pavo, jamón, anchoas, piña, champiñones, higos, salami, aceitunas, panceta…
Las plantas aromáticas siempre dan un toque especial y un sabor y color deliciosos -tomillo, orégano, albahaca-.
Se acabó eso de que unos disfruten mientras otros cocinan. Es el momento del cambio , ahora todos cocinamos y elegimos lo que comemos.
14. Preparación de la masa casera: Consejos finales
Lo primero que debemos hacer es la masa de pizza. Cada uno tiene su preferida, yo de hecho tengo la mía que no está publicada en el blog, algún día os la publicaré.
Lo segundo, será dejar leudar vuestra masa el tiempo necesario, normalmente de 30 a 60 minutos*.
Debéis poner la masa en un bol engrasado para que la masa no se pegue, además, es recomendable que la masa esté tapada por un paño de algodón limpio o film transparente aceitado y en contacto con la masa, o si vuestro bol dispone de tapa, la dejéis tapada con una pequeña rendija para que la masa respire.
Para acelerar el proceso de fermentado*: podéis precalentar el horno a unos 30-35º y meter la masa para que se acelere el proceso, también podéis poner el bol sobre una fuente de calor como una estufa que no exceda de los 40ºC.
Para adormecer la masa: solo tenéis que “dormirla” en la nevera, el frío hace que el leudado se realiza de forma más lenta, así que podríais dejarla de un día para otro bien tapada en la nevera -como hemos indicado más arriba-.
15. Cantidad de levadura
Cantidades de levadura: para 1 kilo de harina de fuerza se recomiendan entre 40-50 gr de levadura fresca de panadería o prensada -seguro que todos habéis visto las de la marca Levital® que venden en los supermercados ya listas en paquetes de 25 gr+25 gr-.
La podéis comprar y congelar, así siempre tenéis levadura en casa sin que se estropee.
Otra opción también cómoda, es la levadura seca o deshidratada o liofilizada de panadería, la marca que más veo en el supermercado es Maizena®, donde 1 sobre de 5,5 gr de levadura equivale a 14 gr de la fresca tradicional.
Así que para 1 kilo de harina necesitaríamos 15,71 gr de levadura seca, lo que vienen a ser casi 3 sobres de 5,5 gr cada una. Es fácil, solo tienes que hacer la típica regla de tres.
De todos modos en los sobres o en las cajas de levadura, siempre vienen las indicaciones y equivalencias, así que a por ellas. :D
Recordad que las levaduras deben deshacerse en el líquido templado al que luego vamos a añadir la harina.
Yo nunca echo la sal con la levadura, la añado después de la harina, si te pasas puedes inactivar la levadura, así que para que te hagas una idea, no uses mas de cucharadita y media por cada 500 gr de harina.
Las cantidades de levadura son aproximadas, si pones menos levadura la masa tardará más en fermentar.
Siguiendo estos consejos, podrás transformar una simple pizza congelada en una experiencia culinaria deliciosa y personalizada. ¡Buen provecho!